Las pugnas internas debilitan liderazgo de la Conaie tras el cambio de autoridades y la eliminación del subsidio al diésel. El movimiento indígena más representativo de Ecuador enfrenta su momento más complejo desde 2019, cuando logró paralizar al país y forzar cambios gubernamentales.
La respuesta dispersa al llamado de paro nacional evidencia una fragmentación que contrasta con la fuerza histórica de la organización. El nuevo presidente Marlon Vargas asumió el liderazgo apenas un mes antes de la decisión gubernamental, heredando las secuelas de conflictos internos que afectaron electoralmente a Pachakutik.
Fragmentación interna afecta capacidad de movilización nacional
La división dirigencial se refleja en la tibia respuesta a la convocatoria de septiembre 2025. Mientras que en paros anteriores la Conaie logró unificar territorios amazónicos, serranos y costeños, actualmente varias comunidades amazónicas decidieron no sumarse al paro nacional.
Esta situación obligó a Vargas a trasladarse personalmente a Pastaza para incentivar movilizaciones. Sin embargo, las pugnas internas debilitan liderazgo de la Conaie y limitan su capacidad de generar un levantamiento masivo como los registrados en 2019 y 2022.
Estrategia gubernamental divide y neutraliza protestas
El gobierno de Daniel Noboa implementó una estrategia multifacética que incluye beneficios económicos temporales y militarización de territorios. Los 18 beneficios anunciados apuntan especialmente a transportistas y agricultores, sectores clave en anteriores movilizaciones.
La militarización se extendió desde el conflicto armado hacia focos de manifestaciones populares. Además, el traslado de la sede presidencial a Latacunga busca desincentivar marchas hacia Quito y controlar el corazón del movimiento indígena.
Presión estatal intensifica con medidas contra dirigentes
Las denuncias de la Conaie sobre bloqueo de cuentas bancarias y la suspensión de TV MICC revelan una presión sistemática. El primer canal televisivo indígena perdió su frecuencia bajo argumentos de «orden y seguridad nacional», contradiciendolos principios de libertad de expresión.
Por tanto, las pugnas internas debilitan liderazgo de la Conaie mientras el Estado intensifica la presión sobre organizaciones sociales. Esta combinación genera un escenario complejo para la recuperación del protagonismo histórico del movimiento indígena.
Desafíos estructurales requieren renovación organizacional
El movimiento indígena enfrenta la necesidad urgente de superar divisiones internas y renovar sus estrategias de movilización. La fragmentación actual contrasta con la unidad que caracterizó sus victorias políticas anteriores, cuando lograron derrocar gobiernos y posicionar a Pachakutik como segunda fuerza política.
La crisis actual demuestra cómo las pugnas internas debilitan liderazgo de la Conaie en momentos críticos para la defensa de derechos colectivos. Sin embargo, los focos de resistencia en Imbabura, Cotopaxi y Pichincha mantienen viva la capacidad de movilización, aunque de manera localizada.
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