Los productos ecuatorianos evocan memorias familiares y se consolidan como símbolos culturales en supermercados de Nueva York y Nueva Jersey.
El sabor ecuatoriano conquista Estados Unidos desde Nueva York
Los productos tradicionales de Ecuador, como los chifles, la avena con naranjilla y las humitas congeladas, ya no son exóticos en Estados Unidos. En supermercados de Nueva York y Nueva Jersey, forman parte esencial de la vida diaria de los migrantes ecuatorianos. Más que alimentos, representan vínculos emocionales con sus raíces, evocando celebraciones familiares, desayunos escolares y festividades nacionales.
Gloria Ramírez, quien emigró desde Cuenca, lidera una tienda en Queens dedicada exclusivamente a sabores del Ecuador. Comenzó trayendo mote en su maleta, pero ahora importa contenedores completos para satisfacer la creciente demanda. Sus clientes, al ver ají casero o avena Polaca, no preguntan por el precio, sino que los compran impulsados por el recuerdo. Esta conexión emocional ha convertido a los productos ecuatorianos en mucho más que mercancía: son memoria viva.
Además, esta demanda no responde solo a la nostalgia, sino a necesidades prácticas. Preparar fanesca o locro de papas requiere ingredientes específicos, difíciles de sustituir. Por eso, habas, melloco, mote y queso fresco se han vuelto esenciales para preservar el sabor auténtico de la cocina ecuatoriana en el extranjero.
Productos ecuatorianos enfrentan barreras para ingresar a EE.UU.
A pesar de su alta demanda, ingresar al mercado estadounidense exige superar exigentes requisitos. La normativa de la FDA obliga a cumplir con protocolos rigurosos, como el registro del fabricante, etiquetado nutricional en inglés y la participación de un agente local. Este proceso, aunque complejo, es clave para llegar a más de 350 millones de consumidores.
Manuel Echeverría, CEO de Trade & Business Partners, ha guiado a más de 300 empresas en este camino. Según él, si bien la regulación parece un obstáculo, representa una puerta de entrada invaluable al mercado estadounidense. Tras cumplir con los requisitos, las marcas deben establecer estrategias comerciales efectivas.
Algunos productos nostálgicos llegan con nombres reconocidos desde Ecuador, como Tortolines o galletas Amor. Otros se comercializan con marcas genéricas distribuidas por grandes compañías latinas como Goya o Iberia Foods. Sin embargo, lo fundamental no es la marca, sino el sabor auténtico. Como afirma Echeverría, si un encebollado sabe a Ecuador, será adquirido, sin importar la etiqueta.

El mercado ecuatoriano crece en Nueva York y Nueva Jersey
Actualmente, más de 500.000 ecuatorianos residen en el área de Nueva York y Nueva Jersey. Esta comunidad ha generado una red sólida de tiendas, supermercados y distribuidores que abastecen productos ecuatorianos. Union City y Queens son epicentros donde estos productos se transforman en herramientas culturales, sociales y culinarias.
La ejecutiva María José Aguirre explica que las estrategias de venta varían según la región y el tipo de consumidor. En Florida, predominan productos caribeños; en el noreste, triunfan sabores serranos y costeños. Además, el costeño compra sin fijarse demasiado en el precio, mientras que el serrano es más meticuloso y busca un equilibrio entre costo y calidad.
Estas diferencias obligan a los distribuidores a adaptarse a las preferencias culturales y económicas de cada grupo. Así, se consolidan como piezas clave en la preservación de la identidad ecuatoriana en Estados Unidos. No es solo comercio, es cultura viva en movimiento.
Sabores ecuatorianos fortalecen identidad entre migrantes
En 2024, Ecuador exportó más de 21.700 millones de dólares en productos no mineros ni petroleros, como la pitahaya, el cacao y la malanga. Más del 21% tuvo como destino Estados Unidos. Aunque no existe un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, las ferias comerciales han facilitado la presencia de productos ecuatorianos en vitrinas estadounidenses.
La actual tensión comercial entre Estados Unidos y China aún no afecta directamente a Ecuador, pero podría abrir nuevas oportunidades. Mientras tanto, las tiendas como la de Gloria en Queens siguen siendo refugios identitarios. Allí, incluso los jóvenes nacidos en Estados Unidos se sienten atraídos por los sabores de sus padres. Llevan yogurt o galletas ecuatorianas, descubriendo una identidad que se construye entre anaqueles y recuerdos.
Desde el páramo andino hasta el Bronx, desde Guayaquil hasta Flushing, cada etiqueta con la leyenda “hecho en Ecuador” lleva consigo una historia de pertenencia. Así, el ají, los chifles y las galletas no solo alimentan cuerpos, sino también memorias y vínculos familiares que resisten la distancia.
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