Quito, 11 de noviembre de 2025. La prevención del ictus cerebrovascular es crucial para evitar una de las emergencias médicas más letales del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 12 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular cada año. Una de cada cuatro personas experimentará este evento al menos una vez en su vida.
En América Latina, los eventos cerebrovasculares afectan principalmente a personas en edad productiva. Por tanto, representan un desafío significativo para los sistemas de salud pública de la región.
Qué es el ictus y por qué es tan peligroso
El ictus ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el cerebro se interrumpe total o parcialmente. En consecuencia, las células cerebrales no reciben oxígeno ni nutrientes esenciales. Existen dos tipos principales: el isquémico, causado por obstrucción arterial, y el hemorrágico, provocado por ruptura de vasos sanguíneos.
«El ictus es una emergencia médica donde cada minuto cuenta. La rápida identificación de síntomas puede marcar la diferencia entre una recuperación funcional y una discapacidad permanente», explica la doctora Alexandra Vega, gerente Médica y de Farmacovigilancia de Genfar. Los síntomas incluyen debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o sonreír, pérdida repentina de visión y dolor de cabeza intenso.
Factores de riesgo del ictus: hipertensión y diabetes
La hipertensión arterial constituye el principal detonante del accidente cerebrovascular. Además, daña progresivamente los vasos sanguíneos y aumenta la probabilidad de coágulos o rupturas arteriales. Por otra parte, la diabetes mellitus multiplica entre 1,8 y 6 veces el riesgo de sufrir un evento cerebrovascular.
Este riesgo se intensifica cuando la diabetes se combina con obesidad, colesterol alto o sedentarismo. Por ende, controlar adecuadamente estas condiciones resulta fundamental para la prevención del ictus cerebrovascular y para mejorar la salud cardiovascular general.
«La adherencia a los medicamentos y el acompañamiento médico son esenciales. Mantener la presión arterial y los niveles de glucosa en rangos seguros previene complicaciones graves», agrega la doctora Vega.
Otros factores de riesgo incluyen la edad avanzada, el tabaquismo, el sedentarismo, el estrés crónico y la obesidad. Asimismo, enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular incrementan significativamente el riesgo. No obstante, la mayoría de estos factores puede prevenirse o controlarse mediante educación y hábitos saludables.
Método FAST: identificación rápida de síntomas de alerta del ictus
Reconocer los signos de alarma a tiempo puede salvar vidas. El método FAST ofrece una herramienta sencilla y efectiva:
F (Face / Cara): Pide a la persona que sonría. ¿Observas caída en un lado del rostro?
A (Arms / Brazos): Solicita que levante ambos brazos. ¿Uno cae o presenta dificultad para levantarlo?
S (Speech / Habla): Pide que repita una frase sencilla. ¿Presenta habla arrastrada o incoherente?
T (Time / Tiempo): Llama inmediatamente al servicio de urgencias. La rapidez en la atención es vital para minimizar secuelas.
Prevención con cambios sencillos en el estilo de vida
La prevención del ictus cerebrovascular comienza con decisiones cotidianas informadas. Controlar la presión arterial regularmente, mantener un peso saludable y adoptar una alimentación equilibrada son acciones fundamentales. Igualmente, reducir el consumo de sal, tabaco y alcohol marca una diferencia significativa.
Realizar actividad física regularmente también contribuye a reducir el riesgo. Estas son acciones simples que pueden evitar consecuencias irreversibles para la salud cerebral.
Como parte de su compromiso con la educación en salud, Genfar trabaja junto a profesionales, instituciones y comunidades. El objetivo es fomentar la prevención y el manejo adecuado de enfermedades crónicas. De esta manera, más personas pueden reconocer a tiempo los signos del ictus y actuar oportunamente.
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