EMILIO GALLARDO GONZÁLEZ/ Guayaquil
Observatorio de Políticas Públicas Agropecuarias-OPPAGRO
emilioegallardog@gmail.com
El suelo agrícola es un recurso natural vulnerable. Su degradación se produce por la pérdida de carbono orgánico, esencial para la actividad biológica del suelo, disminución de la materia orgánica, la erosión, la salinización, la compactación, la acidificación y la contaminación química, que se traducen en la pérdida de productividad biológica y económica de la superficie agrícola.
Con relación a las áreas afectadas, según el Modelo de Evaluación Global de Degradación de los Suelos (GLASOD- FAO), entre 1982 y el 2002 las áreas degradadas adicionales eran equivalentes a 14,15% de las tierras en Ecuador. Si esta tendencia se mantiene, más del 57.2% de las tierras estarán degradadas para el año 2100.
Las pérdidas de nutrientes del suelo, es decir su fertilidad, es uno de los principales procesos de degradación, por lo tanto, es importante que el país implemente políticas sobre manejo y conservación de suelos. Las políticas a llevarse a cabo deben coordinarse entre el MAG, Ministerio de Ambiente y los Gobiernos Autónomos Descentralizados considerando las particularidades de cada territorio. Esto es clave para promover la sostenibilidad, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la productividad, así como, para garantizar la competitividad y el futuro del sector agropecuario.
Con el propósito de situar en el ¨radar¨ la vulnerabilidad señalada, los gobiernos provinciales, a través de sus direcciones de desarrollo productivo, deben difundir, capacitar e implementar prácticas de gestión sostenibles de protección de los suelos e incremento en el porcentaje de materia orgánica a través de abonos orgánicos.
De igual manera, el análisis de suelos debe ser un requisito obligatorio para el otorgamiento del crédito agropecuario. Además, es pertinente que se utilice el Mapa Digital de Fertilidad Química de los Suelos del Ecuador, para el diagnóstico de la degradación y promover estrategias. Esta herramienta fue elaborada conjuntamente por el MAG, la Alianza Bioversity y otras organizaciones internacionales. Con respecto a la adopción de prácticas de gestión sostenibles, se necesitan considerar los factores que influyen en las decisiones de los agricultores, tales como, beneficios, costos, riesgos y aversión a diferentes tecnologías, así como, acceso a los mercados, financiamiento, características físicas, climáticas y ubicación de los predios, entre otros.
Otra estrategia que podrían planificar y ejecutar los gobiernos provinciales, son implementar planes pilotos y determinar en sus respectivas provincias las zonas de mayor degradación.
Establecer políticas e invertir en prácticas de manejo y conservación va en la línea de cambios estructurales de los factores de producción. Un amigo agrónomo dijo ¨Cuando se analiza un cultivo no solo hay que hacerlo de la superficie del suelo hacia arriba, sino siempre hacia abajo también¨.
Fuente: La nación
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