La captura y posterior extradición de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder de Los Choneros, ha marcado un punto de quiebre en el panorama criminal del país. Su salida del territorio ecuatoriano desató una ola de violencia. Esta se concentra con mayor intensidad en tres provincias: Manabí, Los Ríos y Santo Domingo de los Tsáchilas. Estas zonas son claves en el tránsito de drogas desde la Sierra hacia el perfil costero manabita. Actualmente viven los picos más altos de asesinatos y ataques armados desde que existen registros sistemáticos.

Manabí, epicentro de la violencia
Manabí, considerado el bastión histórico de Los Choneros, se convirtió en julio de 2025 en la provincia más violenta del país. Según datos de la organización internacional Acled, se contabilizaron 101 muertes violentas relacionadas con hechos criminales. Esto superó incluso a Guayas, que había liderado las estadísticas de homicidios en años anteriores.
La violencia se intensificó después de la recaptura de Fito en junio y su posterior extradición a Estados Unidos en julio. Ejemplo de ello fue el asesinato del cabecilla de Los Lobos, Flavio Leonardo Briones, alias El Mexicano, junto a su familia y custodios. Este crimen, atribuido a Los Choneros, desencadenó una cadena de represalias sangrientas.
El distrito policial de Manta concentra la mayor parte de los crímenes. Se han reportado más de 350 casos en lo que va del año, y permanece bajo fuerte militarización.
Los Ríos: corredor estratégico del narcotráfico
En Los Ríos, otra provincia clave para las rutas de cocaína hacia Manabí, la violencia repuntó con fuerza desde junio. Ese mes, se registraron 60 muertes violentas, el número más alto desde que Acled recopila datos en Ecuador.
Los hechos más graves incluyen la masacre del 27 de julio en El Empalme, cantón guayasense vecino a Quevedo. En este ataque fueron asesinadas 17 personas en un bar. El ataque está vinculado a la pugna entre bandas por el control de rutas de narcotráfico.
Santo Domingo bajo presión criminal
La provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas también alcanzó cifras históricas de violencia en agosto, con 23 muertes violentas. Allí, el conflicto principal enfrenta a Los Lobos contra Los R. Este surge en un escenario donde las alianzas y disputas criminales se intensifican por el vacío de poder dejado por Fito.
Esta provincia funciona como un punto de conexión entre la Sierra y la Costa, lo que la convierte en un corredor codiciado para el tráfico de drogas hacia los puertos manabitas.
El reacomodo criminal tras la caída de Fito
Expertos en seguridad señalan que la captura del líder de Los Choneros no significó la disolución del grupo, sino una reconfiguración del mapa criminal. Mario Pazmiño, exdirector de Inteligencia del Ejército, advierte que la percepción de debilidad de Los Choneros motivó a organizaciones rivales, principalmente Los Lobos. Estas intentan ocupar espacios de poder.
Actualmente, se consolida en Ecuador la presencia de tres grandes estructuras que funcionan como “microcarteles”: Los Choneros, Los Lobos y Los Tiguerones. Todos ellos tienen nexos internacionales y capacidad de operar en varios corredores estratégicos.
Perspectivas para la seguridad nacional
El recrudecimiento de la violencia en Manabí, Los Ríos y Santo Domingo refleja una disputa de alto impacto. Esta situación podría extenderse en los próximos meses. Estos territorios son vitales para el narcotráfico y la extorsión. Además, se encuentran en el centro de un proceso de redistribución de poder criminal que amenaza con configurar un nuevo mapa delictivo en el país.
El desafío para las autoridades es doble: contener la escalada violenta y evitar que el crimen organizado transnacional consolide aún más sus estructuras en el territorio ecuatoriano.
Fuente: Primicias.ec
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