La magnificación del tema sobre la destrucción del país y en especial de las zonas agrícolas se está saliendo de contexto. En uno de mis artículos anteriores, indicaba que una reserva estratégica puede ayudar a estabilizar los precios de los alimentos y evitar la especulación durante situaciones de crisis como la que se avecina, pero dicha reserva, en el actual gobierno desapareció por arte de magia. Ahora bien, si somos pragmáticos tenemos que reconocer que fue en el pasado mes de julio que algunos técnicos pronosticaron el ingreso de lluvias torrenciales y múltiples desastres, y eso no ha ocurrido, pues bien, ya entramos al mes de agosto y el niño brilla por su ausencia, Dios quiera que así se mantenga para que les permita a miles de campesinos, cosechar, pues se augura una exitosa recolecta.
Esta inseguridad a medida que transcurren los días ha provocado el surgimiento de artículos y comentarios a favor y en contra de importar arroz y mantiene al país en sobresalto, por lo que es esencial basar las preocupaciones a par y paso del movimiento del clima y en la evidencia científica y análisis de expertos en meteorología y cambio climático.
Importar arroz podría ser una medida preventiva para garantizar el suministro de alimentos y evitar posibles crisis alimentarias. Sin embargo, la decisión de importar arroz debe tomarse considerando varios factores: El inicio de la cosecha local y la capacidad de producción interna del país, los precios internacionales del arroz y el perjuicio que causaremos en la economía del agricultor.
En última instancia, conozco que “La Industria” posee en sus bodegas suficiente inventario de arroz y se lo está vendiendo mucho más alto del precio establecido. Dicho esto, para la decisión de importar arroz lo sensato es no entrar en “Pánico” y esperar que las lluvias no se inicien todavía, pues tomar cualquier medida en respuesta al fenómeno del Niño debe basarse en un análisis exhaustivo de la situación y considerar las necesidades y capacidades específicas del Ecuador en este momento.
Consecuentemente, no me cansare de exhortar a todos los colegas del país y a todos los ecuatorianos que coloquialmente de nada sirve exprimirnos literalmente el cerebro en búsqueda de innovaciones técnicas porque serán esfuerzos estériles, lo único fértil será sembrar en el alma de algún buen candidato presidencial, la suprema importancia de preparar una política nacional para resurgir el agro, lo afirmo con mi experiencia vivida como funcionario público, de hecho, sin una total voluntad política es como hablarle al viento.
Finalmente volviendo al pánico del niño, es importante que el Gobierno próximo sea quien restituya la existencia de la reserva estratégica y no el actual por obvias razones, es el momento de planificar medidas para fortalecer la resiliencia agrícola del país ante eventos climáticos que son fenómenos recurrentes. De lo malo, este fenómeno siempre deja a su paso huellas trágicas que revelan nuestras debilidades generales, en nuestra infraestructura general del país y especialmente en las zonas rurales pues identifican la penuria en la cual viven gran parte de campesinos y agricultores.
Fuente: La nación
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