-Otra vez tristeza? te dije que me dejaras sola, con la supuesta alegría, acá cosecho penas que me quieren quemar las arterias.
-Me ciega una niebla desde los ojos, y son mis pupilas que derraman lágrimas, que me van suicidando al brote del viento.
-Te dije una mañana cuando abandoné las esperanzas, que rasgarías mis venas, tristeza que como pluma atraviesas mi alma y me rompes hasta los huesos.
-Me vences con la mitad de los latidos, exigiendo aprender tantas despedidas.
-Te muestro que no puedo más.
No quiero los recuerdos, solo necesito tallar las alegrías y que mueras.
-Ten piedad de mí. Mi corazón está doliente, quiero que solo seas melodía de este maldito hastío.
Y sombra de una intención que arrebató lo divino, que hoy yace en agonía.
Fuente: La Nación