Las recientes protestas en Kenia han vuelto a teñir de violencia las calles, rememorando los disturbios ocurridos en junio de 2024. Este miércoles 25 de junio de 2025, al menos ocho personas perdieron la vida y más de 400 resultaron heridas. Así lo informaron organizaciones defensoras de derechos humanos, quienes observaron con preocupación la escalada del conflicto en diversos condados del país.

Recordando la represión de 2024
Las protestas en Kenia del año anterior fueron un punto de inflexión sociopolítico. En aquel momento, el rechazo al incremento de impuestos propuesto por el presidente William Ruto generó una movilización masiva. Durante esas jornadas, los manifestantes incluso ocuparon el Parlamento. La presión social logró, en última instancia, que el mandatario retirara su impopular proyecto fiscal. No obstante, la represión fue severa, con un saldo fatal de 60 muertos.
Violencia en múltiples regiones
Esta vez, las protestas en Kenia no se limitaron a la capital. Se reportaron manifestaciones en al menos 23 condados. La respuesta policial, intensificada por el temor a disturbios mayores, incluyó gases lacrimógenos y barricadas con alambre de púas. A pesar de ello, miles de ciudadanos salieron a las calles, acompañados por familiares de víctimas de 2024. La tensión fue palpable.
Denuncias de organizaciones civiles
De acuerdo con una coalición que incluye a Amnistía Internacional y a la Asociación Médica de Kenia, más de 80 heridos fueron trasladados a centros especializados por lesiones severas. Esta misma coalición denunció que el uso excesivo de la fuerza ha sido sistemático en las protestas en Kenia, lo que plantea serias preocupaciones sobre la proporcionalidad de la represión.
Un conflicto aún sin solución
En conclusión, las protestas en Kenia reflejan una crisis profunda que va más allá del alza impositiva. Mientras no se aborden las causas estructurales de la inconformidad ciudadana —incluyendo el desempleo, la corrupción y la desigualdad económica—, es probable que la tensión social persista. Por ahora, la memoria de 2024 sigue viva, y el dolor se renueva cada vez que la violencia vuelve a marcar las calles.
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