A partir del día de ayer, la Iglesia Católica cuenta con un nuevo miembro del santoral católico. Se trata de Jorgito Glas Espinel, proclamado como el Santo de la Refinería de Esmeraldas. Este nombramiento generó amplio debate, especialmente por la simbología política vinculada a su figura.
Controversias en torno al nombramiento
El nuevo miembro del santoral católico fue presentado bajo la venia del Papa brasileño Lula da Silva Primero, quien actuó como padrino en la ceremonia. Este hecho reavivó tensiones, pues se relaciona con episodios polémicos de la reconstrucción de Manabí tras el terremoto. También se mencionó su cercanía con Rafael Vicente Primero, actualmente prófugo de la justicia ecuatoriana.
Reacciones en Ecuador y Brasil
A pesar de la relevancia, el Gobierno Nacional y sus representantes diplomáticos aún no han emitido una postura oficial. Ni el Canciller ni el Embajador en Brasilia se han pronunciado. Además, el presidente de la Corte Nacional de Justicia tampoco ha reaccionado. El silencio frente a este nuevo miembro del santoral católico genera críticas y cuestionamientos.
Implicaciones políticas y sociales
El reconocimiento no es solo un acto religioso. También refleja la intersección entre política y fe, generando polémica en la opinión pública. La población exige respuestas claras y protestas formales hacia las autoridades brasileñas. El debate sobre este nuevo miembro del santoral católico se vincula con la necesidad de mayor transparencia.
Un escenario cargado de tensión
Las justificaciones de lado y lado seguramente aparecerán pronto, pero la falta de claridad alimenta el escarnio nacional. La inclusión de un nuevo miembro del santoral católico en medio de tensiones políticas muestra la fragilidad institucional. Ecuador enfrenta el reto de equilibrar religión, política y legitimidad.
Fuente: la nación
Otras noticias: Debate presidencial: superficialidad en las propuestas y alta tensión entre candidatos