El fabricante japonés de automóviles Nissan Motor se encuentra en medio de una de las reestructuraciones más profundas de su historia reciente. Esto ocurre después de cerrar el ejercicio fiscal de 2024 con la peor pérdida financiera en más de dos décadas. La compañía registró unas pérdidas netas de 670.900 millones de yenes, equivalentes a unos 4.080 millones de euros. Todo esto sucede en medio de una coyuntura que combina la depreciación de activos, el aumento de los costos operativos y un portafolio de modelos que ha perdido competitividad frente a rivales globales.

Una gama de vehículos anticuada y poco atractiva
Uno de los principales factores que explican la crisis de Nissan es la falta de renovación y atractivo en su gama de modelos. Esto es especialmente notable en mercados clave como Estados Unidos y China, donde la competencia se ha intensificado. La compañía no ha logrado posicionar con éxito sus vehículos en segmentos dominados por marcas innovadoras y tecnológicamente avanzadas. Esta situación ha reducido su participación de mercado y afectado directamente sus ingresos.
En un entorno donde los consumidores valoran cada vez más la electrificación, el diseño y la conectividad, Nissan ha quedado rezagada. Esto se hace evidente frente a rivales como Toyota, Tesla o BYD.
Cierre de plantas y duplicación de recortes de empleo
Ante este panorama desalentador, Nissan ha decidido duplicar su plan de recortes laborales. Incrementará los despidos de 9.000 a 20.000 a nivel global hasta el año fiscal 2027. Esta medida se acompaña de un plan de cierre de fábricas. Con la intención de reducir su número de plantas de producción de 17 a 10, lo que implica una reducción del 30 % en su capacidad de producción mundial, excluyendo las operaciones en China.
Estos ajustes buscan hacer más eficiente la estructura de costos de la empresa y adaptarla a un volumen de ventas más realista, dados los desafíos actuales.
Las acciones de Nissan suben, pero el futuro es incierto
Curiosamente, tras el anuncio de los recortes, las acciones de Nissan experimentaron una subida en los mercados bursátiles. Esto fue interpretado por los inversores como una señal de que la empresa finalmente está tomando medidas contundentes para revertir su situación.
Sin embargo, los analistas advierten que el éxito del plan de reestructuración dependerá no solo de los recortes. También dependerá de la capacidad de Nissan para renovar su gama de productos, innovar en movilidad eléctrica y recuperar la confianza de los consumidores.
Reducción de proyectos estratégicos
Dentro de esta estrategia de austeridad, Nissan también ha tomado decisiones que afectan proyectos estratégicos. Entre ellos se encuentra la cancelación de una nueva planta de baterías para vehículos eléctricos en Japón. También han suspendido operaciones en Argentina, además de la consolidación de la producción de camionetas en México.
Estas medidas buscan concentrar recursos en las áreas más rentables y de mayor potencial a futuro. Aunque también implican una menor presencia internacional y pérdida de capacidades industriales en ciertas regiones.
Una advertencia para la industria automotriz
El caso de Nissan refleja una tendencia más amplia que afecta a muchas empresas del sector automotriz: el alto costo de no innovar a tiempo. La transición hacia vehículos eléctricos, sostenibles y tecnológicamente avanzados es irreversible. Aquellas compañías que no se adapten corren el riesgo de perder relevancia en los mercados globales.
Para Nissan, el reto inmediato es detener la hemorragia financiera y comenzar a construir un camino sólido hacia la rentabilidad. Deben lograr una propuesta de valor más ajustada a los nuevos tiempos.
Fuente:
Bloomberg Línea
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