Un emotivo recibimiento en Caracas
La separación de la niña de sus padres culminó con su llegada a Venezuela este miércoles 14 de mayo de 2025. En el aeropuerto internacional de Maiquetía, la menor de tan solo dos años fue recibida por la primera dama, Cilia Flores. Con visible emoción, Flores expresó su gratitud al expresidente Donald Trump y a su enviado especial, el embajador Rich Grenell, por facilitar el proceso de repatriación. La niña fue parte de un vuelo humanitario que trasladó a 226 migrantes venezolanos desde Estados Unidos.
Un caso mediático y políticamente cargado
Durante el acto de bienvenida, transmitido por la televisión estatal, el presidente de facto Nicolás Maduro estuvo acompañado de su esposa, la madre y la abuela. La madre de la menor, Yorelys Bernal, participó en el encuentro que marcó el regreso de su hija al país. La separación de la niña de sus padres ocurrió en mayo de 2024. Ese mes, las autoridades detuvieron a la pareja tras su ingreso irregular a territorio estadounidense.
Posteriormente, las autoridades los vincularon con el grupo criminal Tren de Aragua, considerado organización terrorista por el gobierno de Trump.

Acusaciones, contexto y controversia
La madre regresó deportada a Venezuela en abril pasado, mientras que las autoridades salvadoreñas mantienen encarcelado al padre en una prisión de máxima seguridad, donde retienen a al menos 252 venezolanos. El gobierno de Caracas denunció la separación de la niña de sus padres como un acto de «secuestro». Maduro incluso lo catalogó como un “crimen” de carácter internacional. Las acusaciones del Departamento de Seguridad Nacional contra Bernal y Espinoza incluyen supuesta participación en delitos graves, aunque ella asegura que todo se debió a sus tatuajes, utilizados como indicio de afiliación a pandillas.
Diplomacia y agradecimientos inusuales
Durante su intervención, Maduro sorprendió al reconocer el papel clave del gobierno estadounidense en la repatriación. Reiteró que, aunque existan profundas diferencias políticas, la separación de la niña de sus padres pudo resolverse gracias a la cooperación entre ambos países. Señaló también su deseo de que, en el corto plazo, se logre la liberación del padre y de los restantes venezolanos detenidos en El Salvador, a quienes considera víctimas de delitos de lesa humanidad.
Implicaciones más allá del caso individual
Este caso simboliza no solo un drama familiar, sino también una compleja interacción entre migración forzada, acusaciones criminales y política internacional. La separación de la niña de sus padres expone las tensiones entre soberanía nacional, derechos humanos y medidas de seguridad fronteriza. La repatriación, celebrada como una “gran victoria” por el gobierno venezolano, evidencia que, incluso en contextos diplomáticos adversos, aún puede haber espacio para acuerdos puntuales de carácter humanitario.
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