La tasa de natalidad es un indicador que mide el número de nacimientos vivos por cada 1.000 habitantes en un año. Puede sonar como un dato estadístico más, pero en realidad es una brújula que orienta cómo se transformará la estructura de la sociedad en el futuro. Este número nos habla de cuántas nuevas generaciones están llegando y, por lo tanto, de cómo se renovará la población económicamente activa que sostendrá el país en las próximas décadas.
Según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2024 la tasa de natalidad en Ecuador se ubicó en 12 nacidos vivos por cada mil habitantes, el nivel más bajo en los últimos 35 años. Esto significa que, en comparación con 1990, la cifra se ha reducido a menos de la mitad (entonces era de 30 por cada mil). En términos absolutos, el número de nacidos vivos pasó de 310.236 en 1990 a 215.714 en 2024, lo que representa una disminución de 94.522 nacimientos.
Una tendencia que no es aislada.
La caída de la natalidad no es un fenómeno exclusivo del Ecuador. En muchos países del mundo, especialmente en América Latina, Europa y Asia, se observa una reducción sostenida en los nacimientos debido a factores como:
Mayor acceso a métodos anticonceptivos.
Aumento en la edad promedio de maternidad.
Cambios en las prioridades de vida, como estudios y desarrollo profesional.
Costos crecientes de crianza y educación.
En el caso de Ecuador, la disminución ha sido más marcada en la última década, acelerada por fenómenos como la migración, el cambio en la estructura familiar y el impacto económico de la pandemia. Mientras en los años 2000 la tasa se mantenía sobre 25 por mil, desde 2015 comenzó a descender con mayor rapidez hasta alcanzar el 12 por mil en 2024.

Impactos a futuro.
La reducción sostenida de la natalidad puede traer consecuencias significativas:
Envejecimiento poblacional: menos nacimientos hoy significa una mayor proporción de adultos mayores en el futuro.
Presión sobre la economía: una base laboral más reducida deberá sostener a una población creciente de jubilados.
Transformación de servicios: cambios en la demanda educativa, de salud y vivienda.
El desafío está en encontrar un equilibrio que permita mantener un crecimiento poblacional sostenible y, al mismo tiempo, garantizar bienestar y oportunidades para las nuevas generaciones.
El espejo del mundo
La tendencia ecuatoriana se alinea con lo que ocurre a nivel global. Según datos del Banco Mundial, la tasa de natalidad mundial pasó de 26 por mil en 1990 a 17 por mil en 2022. Sin embargo, en países como Japón, España o Italia, las cifras ya se ubican por debajo de 8 por mil, lo que ha generado alertas por el rápido envejecimiento poblacional. Ecuador, aunque aún por encima de esos niveles, sigue una trayectoria descendente similar.
Esto nos coloca ante un escenario en el que la planificación de políticas públicas debe anticipar una transición demográfica inevitable: menos niños, más adultos mayores y una nueva configuración social y económica.
Tres claves para entender el descenso de la natalidad en Ecuador según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC):
En 34 años, la tasa de natalidad cayó de 30 a 12 nacimientos por cada mil habitantes.
En 2024 nacieron 94.522 niños menos que en 1990.
La tendencia sigue la misma dirección que el promedio mundial, pero con una aceleración en la última década.
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