Los medicamentos y hábitos saludables representan una dupla fundamental para combatir las enfermedades cardiovasculares, principales causas de muerte a nivel mundial. Cada 29 de septiembre, el Día Mundial del Corazón nos recuerda que, aunque los fármacos son aliados cruciales, su eficacia depende del compromiso personal con un estilo de vida saludable.
La doctora Alexandra Vega, gerente Médica y de Farmacovigilancia de Genfar, enfatiza que «los fármacos son piezas clave, pero no sustituyen el compromiso personal con la salud». Por tanto, mantener una dieta equilibrada, practicar actividad física regular, evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol potencia significativamente el efecto de los tratamientos cardiovasculares.
Los medicamentos cardiovasculares disponibles en la actualidad
En consecuencia del avance médico, existen múltiples tipos de medicamentos para proteger el corazón. Algunos controlan la presión arterial, mientras que otros regulan el colesterol y los triglicéridos. Asimismo, ciertos fármacos previenen la formación de coágulos sanguíneos y otros ayudan a mantener el funcionamiento cardíaco adecuado.
Sin embargo, los especialistas advierten que alrededor de estos tratamientos circulan varios mitos peligrosos que pueden llevar a decisiones riesgosas para la salud cardiovascular.
Medicamentos y hábitos saludables: desmintiendo mitos peligrosos
Los profesionales de la salud identifican cinco mitos principales que ponen en riesgo la efectividad del binomio medicamentos y hábitos saludables:
«Si en mi familia nadie ha tenido problemas cardíacos, no necesito medicación». Falso: cualquier persona puede desarrollar una enfermedad cardiovascular, independientemente de sus antecedentes familiares.
«Si me siento mejor, puedo suspender el tratamiento». Error: los medicamentos cardiovasculares requieren uso crónico y solo deben ajustarse bajo supervisión médica profesional.
«Puedo mantener mis hábitos poco saludables porque ya tomo medicación». Equivocado: ningún fármaco reemplaza el ejercicio, la alimentación balanceada y la reducción de factores de riesgo.
«Si voy a tomar licor, mejor no me tomo la pastilla». Riesgoso: priorizar el alcohol sobre el medicamento compromete seriamente la salud cardiovascular.
«Los remedios caseros reemplazan la medicina». Falso: las infusiones o alimentos naturales no sustituyen los fármacos y pueden interferir con su acción terapéutica.
Disciplina y adherencia: claves del éxito terapéutico
Por otra parte, la doctora Vega resalta que la disciplina en el consumo de medicamentos, idealmente a la misma hora diariamente, marca la diferencia entre controlar la enfermedad o exponerse a complicaciones graves. Además, herramientas como alarmas telefónicas facilitan el cumplimiento de horarios terapéuticos.
Igualmente importante es reconocer que las enfermedades cardíacas no son exclusivas de los hombres. Después de la menopausia, las mujeres pierden el efecto protector del estrógeno, incrementando significativamente su riesgo cardiovascular.
Recomendaciones esenciales para la salud cardiovascular
Finalmente, los especialistas insisten en que medicamentos y hábitos saludables deben complementarse con controles médicos regulares, evitar la automedicación, seguir una dieta baja en sal y grasas, ejercitarse según indicaciones médicas y mantener un peso adecuado. Estas medidas, implementadas de manera consistente, representan la mejor estrategia para preservar la salud cardiovascular a largo plazo.
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