Aunque la ley prohíbe el matrimonio infantil en Ecuador, esta práctica sigue presente y normalizada en muchas comunidades. Detrás de cada caso hay historias de vulneración, desigualdad y abandono estatal. Luz y Juana, dos mujeres que vivieron uniones forzadas en su adolescencia, reflejan la dura realidad que enfrentan miles de niñas en el país.
El rostro humano del matrimonio infantil en Ecuador
Luz, de 17 años, es hija de una víctima de femicidio. Tras la muerte de su madre, quedó al cuidado de familiares, con quienes no se sentía segura. Un hombre mayor le ofreció estabilidad y la llevó a otra provincia. Desde entonces, vive una relación que representa la persistencia del matrimonio infantil en Ecuador, pese a estar prohibido por ley desde 2015.
Situaciones similares se repiten en provincias como Santa Elena y Los Ríos, donde las uniones tempranas son conocidas popularmente como machetazo. En estas zonas, la práctica se ha normalizado culturalmente, convirtiéndose en un problema estructural que vulnera los derechos de niñas y adolescentes.

Una prohibición legal con poca eficacia
A pesar de la prohibición legal, el matrimonio infantil en Ecuador continúa afectando a miles de menores. Según el informe El Estado Mundial de las Niñas 2025 de Plan Internacional, el 26% de mujeres entre 18 y 49 años se casó o unió antes de los 18 años. El 16% de adolescentes entre 15 y 19 años ya ha vivido una unión, formal o informal.
El fenómeno se mantiene por factores como el embarazo adolescente, la pobreza, la violencia de género y el control sobre la sexualidad femenina. La falta de educación sexual integral y la escasa intervención estatal agravan el problema.
Impacto psicológico y social del matrimonio infantil
El matrimonio infantil en Ecuador deja profundas secuelas. Juana, hoy con 58 años, fue obligada a casarse tras un embarazo forzado. Sufrió tres décadas de agresiones físicas, psicológicas y sexuales. Historias como la suya muestran cómo estas uniones destruyen proyectos de vida, impiden el acceso a la educación y perpetúan ciclos de violencia.
Expertos como Emilio Carrillo, docente de Psicología Clínica, advierten que las uniones tempranas afectan el desarrollo emocional y físico. Además, limitan la independencia económica y aumentan los riesgos de embarazo adolescente y depresión.
Manabí y la concentración de casos
Manabí lidera las estadísticas del matrimonio infantil en Ecuador. El 36,7% de madres menores de 18 años vive en unión o matrimonio. Las uniones informales son frecuentes y socialmente aceptadas, lo que complica su identificación y atención.
Plan Internacional alerta que, pese a los esfuerzos estatales, las niñas indígenas y rurales enfrentan mayores riesgos debido a la discriminación y a la falta de servicios públicos.
La urgencia de políticas integrales
Combatir el matrimonio infantil en Ecuador requiere educación sexual, programas de protección y servicios de salud accesibles. Organizaciones como World Vision y Plan Internacional recomiendan implementar políticas de prevención, campañas de concienciación y apoyo psicológico.
La lucha contra el matrimonio infantil no solo depende de leyes. Requiere compromiso social, enfoque de género y una transformación cultural que permita a cada niña ejercer su derecho a ser libre, estudiar y decidir sobre su futuro.
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