La reciente elección del Papa León XIV ha despertado interés mundial, pero en Ecuador, muchos recuerdan con afecto y claridad su paso por el país. La historia del nuevo Sumo Pontífice tiene un capítulo muy especial que ocurrió hace dos décadas, cuando, como superior general de la orden de los agustinos, León XIV en Ecuador tuvo un acercamiento directo con las comunidades locales. Su visita, marcada por el trabajo pastoral y juvenil, dejó huellas imborrables en quienes compartieron esos momentos.
Visita pastoral de León XIV en Ecuador
En aquel entonces, el hoy Papa, conocido por su nombre secular Robert Prevost, visitó dos ciudades ecuatorianas: Ibarra y Quito. Fue parte de una gira que realizaban los superiores generales para conocer de cerca la realidad de las “provincias” agustinas, como se les llama dentro de esta orden religiosa. Durante su visita a Ibarra, compartió con jóvenes que participaban en una misión juvenil en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
Sebastián Angulo, periodista económico, recuerda claramente aquel encuentro. Con tan solo 18 años, formaba parte de un grupo juvenil liderado por los padres agustinos. Él relata que el entonces general, León XIV en Ecuador, llegó a la casa de retiros construida por el padre Yuri Acosta, donde se trabajaba con jóvenes en situación de riesgo, incluyendo miembros de grupos como los Latin Kings.
León XIV en Ecuador y su cercanía con la comunidad
El hoy Papa no solo saludó a los participantes, sino que compartió momentos de oración y reflexión con ellos. Su dominio del español permitió que se generara un vínculo cálido y directo con los presentes. Esta visita pastoral también incluyó una parada en la comunidad agustina de Conocoto, en el valle de Los Chillos, en Quito. Allí, León XIV mantuvo encuentros con religiosos y laicos que servían en las labores pastorales de la zona.
Este antecedente personal de León XIV en Ecuador cobra hoy una nueva dimensión. Quienes lo conocieron destacan su sencillez, humildad y el compromiso que mostró con las realidades sociales de América Latina. No fue una visita protocolar, sino una experiencia transformadora tanto para los visitantes como para los anfitriones. Hoy, su elección como Papa genera una esperanza renovada entre los fieles que recuerdan aquella visita.
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