La pesca de arrastre de fondo, una técnica que utiliza redes pesadas para rasgar el lecho marino en busca de peces, está causando estragos no solo en los ecosistemas marinos, sino también en el clima global. Según un reciente estudio publicado en Frontiers in Marine Science, esta práctica es responsable de la emisión de hasta 370 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2) al año. Este volumen equivale casi al doble de las emisiones anuales producidas por la combustión de combustibles fósiles de toda la flota pesquera mundial.
Una amenaza silenciosa al clima
Entre 1996 y 2020, la pesca de arrastre de fondo contribuyó a añadir 0,97 partes por millón (ppm) de CO2 a la atmósfera. Si esta actividad continúa al ritmo actual, se espera que añada entre 0,2 y 0,5 ppm más de CO2 para el año 2030. Aunque estas cifras pueden parecer modestas en comparación con el aumento anual de 2,4 ppm en la concentración de CO2. Los expertos advierten que cada reducción en las emisiones puede tener un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático.
¿Cómo mitigar el impacto de la pesca de arrastre?
Enric Sala, ecólogo marino y uno de los autores del estudio, sugiere que la solución no está solo en las decisiones de compra de los consumidores, sino en políticas más amplias. Sala aboga por prohibir la pesca de arrastre de fondo en las zonas marinas protegidas, una medida que podría mitigar considerablemente el daño ambiental y climático. La Unión Europea ha comenzado a tomar acciones en este sentido, anunciando planes para prohibir esta técnica en 87 áreas marinas del Atlántico para el año 2030.
Efectos a largo plazo en el océano y en el clima
Los investigadores calcularon que entre el 55% y el 60% de las emisiones de CO2 generadas por la pesca de arrastre se liberan a la atmósfera en un plazo medio de nueve años. El resto del CO2 puede alterar las condiciones ácidas del fondo marino. Esta práctica no solo afecta a los hábitats oceánicos, destruyendo ecosistemas tan severamente como la tala de bosques, sino que también contribuye a un calentamiento global adicional.
El papel de los consumidores y las políticas
Aunque algunos sostienen que la responsabilidad también recae en los consumidores para evitar productos capturados con arrastre de fondo. El estudio además subraya que las políticas globales y locales tienen un papel crucial. En EE. UU., por ejemplo, la pesca de arrastre de fondo está prohibida en más de la mitad de las aguas federales, pero la normativa varía ampliamente. La Unión Europea requiere etiquetar el tipo de pesca en los productos, aunque la implementación puede ser inconsistente.
Conclusión sobre la pesca de arrastre
La pesca de arrastre de fondo no solo está devastando los ecosistemas marinos, sino que también está contribuyendo significativamente al cambio climático. Mientras que los esfuerzos por regular y prohibir esta técnica avanzan, la colaboración entre políticas gubernamentales y la concienciación de los consumidores son esenciales para mitigar su impacto. Como destaca Sala, “la pesca de arrastre de fondo es la forma más perjudicial de obtener alimentos del océano”. Su impacto en el calentamiento global es un recordatorio contundente de la necesidad urgente de reformar nuestras prácticas pesqueras.
Fuente: National Geographic
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