La ONU vota trasladar la Asamblea General a Ginebra tras la prohibición de visados a Palestina

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Una reciente crisis diplomática ha sacudido a la comunidad internacional: el gobierno de Estados Unidos negó visados a una delegación palestina, incluido el presidente Mahmud Abás. Esto ocurrió para participar en la 80ª Asamblea General de la ONU. Esta decisión provocó un movimiento político de gran relevancia dentro de Naciones Unidas.

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Traslado aprobado por amplia mayoría

Por una amplia mayoría, más de 140 Estados votaron a favor frente a apenas dos en contra. Se aprobó una moción para trasladar las próximas sesiones de la Asamblea General a Ginebra. La medida busca garantizar la participación de Palestina y evitar que Washington utilice el Convenio de Sede de 1947 como herramienta política para excluir delegaciones incómodas.

Este episodio recuerda al precedente de 1988, cuando el presidente estadounidense Ronald Reagan negó el visado a Yasser Arafat. Entonces, la ONU se reunió en Suiza para permitir su intervención. La historia parece repetirse, subrayando la importancia de proteger la igualdad soberana de los Estados miembros dentro de la organización.

La paradoja de la sede oficial

Aunque la votación aprobó el traslado a Ginebra, la convocatoria oficial de la ONU mantiene a Nueva York como sede de la 80ª sesión. Esta comenzó el 9 de septiembre, con el debate general programado del 23 al 29 de septiembre.

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Esta situación genera una ambigüedad inédita: la Asamblea General ha expresado su voluntad política de trasladar el foro para garantizar la igualdad de todos los Estados. Al mismo tiempo, la logística y la burocracia institucional mantienen a Nueva York como escenario operativo.

Mensaje político contundente

Más allá de la disputa formal, la votación envía un mensaje claro: la comunidad internacional no acepta que Estados Unidos use su posición de país anfitrión para silenciar a Palestina. Esta decisión simboliza un rechazo a la instrumentalización de la ONU. Además, reafirma el principio de igualdad soberana recogido en la Carta de Naciones Unidas.

Implicaciones para el Sáhara Occidental

El caso palestino resuena con fuerza en el Sáhara Occidental. Así como Rabat recibe el respaldo de París, Madrid y Washington para sostener su ocupación del territorio saharaui, Tel Aviv cuenta con la protección estadounidense para prolongar la colonización de Palestina. En ambos escenarios, el derecho internacional es claro. Se trata de pueblos sometidos a ocupación extranjera que reclaman su derecho inalienable a la autodeterminación.

Un precedente de resistencia diplomática

El traslado votado a Ginebra, aunque todavía no se ha concretado, demuestra que la organización colectiva de los Estados puede desafiar incluso a la mayor potencia del mundo. La historia de 1988 vuelve a resonar: la ONU debe ser un espacio abierto a todos los pueblos. No debe ser un escenario controlado por quien aloja su sede.

Desafíos futuros y credibilidad de la ONU

El próximo 50º aniversario de la invasión marroquí del Sáhara Occidental, que se cumplirá en octubre, será un test clave para la credibilidad de Naciones Unidas. Si la organización puede desafiar a Estados Unidos para defender la voz palestina, también debería ser capaz de garantizar el referéndum de autodeterminación saharaui prometido en 1991. Ignorar esta obligación significaría consagrar nuevamente la política de los hechos consumados.

Fuente: Note Olvides del Sáhara Occidental

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