Un informe liderado por Harvard, MIT, Warwick y Wharton concluye que la inteligencia artificial generativa, como GPT-4, puede impulsar la productividad en tareas creativas, pero afectar negativamente el rendimiento en análisis complejos. La investigación alerta sobre los riesgos de usar la IA sin un criterio claro.
Un experimento con más de 700 consultores
El estudio, publicado en 2025, se basó en experimentos con 758 profesionales del Boston Consulting Group. Los participantes fueron divididos en grupos que trabajaron con y sin el apoyo de GPT-4, con el fin de medir el impacto de la IA en distintos tipos de tareas.
La IA como aliada en la creatividad
En un primer experimento, los consultores debían idear propuestas innovadoras de calzado para mercados de nicho. Los resultados favorecieron claramente a quienes usaron GPT-4: completaron 12.2% más tareas, fueron un 25.1% más rápidos y obtuvieron un 40% más de calidad en sus ideas.
La IA también redujo la brecha entre niveles de experiencia. Los consultores menos experimentados mejoraron su desempeño en un 43%, frente al 17% de mejora de los más experimentados, actuando como un “igualador de habilidades”.
Errores en tareas que exigen juicio crítico
El segundo experimento mostró las debilidades del sistema. La tarea requería analizar entrevistas y datos internos de una empresa, con trampas diseñadas para probar la fiabilidad del juicio asistido por IA. Los usuarios de GPT-4 acertaron solo entre el 60% y el 70% de las veces, frente al 84.5% de quienes trabajaron sin IA.
Muchos consultores aceptaron sin cuestionar las respuestas generadas por la inteligencia artificial, lo que redujo su precisión general. El estudio señala esto como un signo de dependencia automática.
“Probar antes de confiar”
Ethan Mollick, profesor de Wharton y coautor del estudio, explicó que el uso de la IA debe ser estratégico. Aconseja tratarla como a un colega: asignarle un rol específico, como analista de datos o creativo, y validar sus respuestas. “La clave está en probar la IA para entender sus fortalezas y limitaciones”, señaló.

Uso estratégico, no ciego
El estudio concluye que la inteligencia artificial generativa no es una solución universal. Puede potenciar tareas creativas, pero fallar en aquellas que requieren juicio humano. El riesgo está en delegar decisiones críticas sin supervisión.
A medida que más empresas incorporan estas herramientas, el reto será formar profesionales capaces de combinar pensamiento crítico con habilidades tecnológicas. Solo así se aprovecharán los beneficios de la IA sin comprometer la calidad del trabajo.
Fuente: El Diario
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