La ciudad no es un ente estático. Es, como lo define el arquitecto y urbanista Fernando Carrión Mena, “uno de los productos más extraordinarios que ha creado la humanidad”, por su capacidad de concentrar diversidad y reinventarse constantemente.
En entrevista exclusiva con Diario Crónica, el catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) destacó que el desarrollo urbano implica no solo transformaciones físicas, sino también culturales y tecnológicas. “La ciudad está en permanente construcción-reconstrucción y nunca se acaba”, afirmó.
Multiculturalidad e interculturalidad, claves para el desarrollo
Carrión explicó que la presencia de la cultura ha sido histórica en el hecho urbano, tanto en su dimensión existencial como en la formulación de políticas públicas. En este sentido, propuso que la ciudad debe pensarse como un espacio multicultural e intercultural, capaz de articular la diversidad y generar unidad en el desarrollo.
“El desarrollo urbano debe respetar a los distintos grupos sociales y sus culturas”, enfatizó.
El urbanismo del futuro: del territorio a la tecnología
Respecto al porvenir del urbanismo, Carrión identificó dos tendencias fundamentales. La primera: la pérdida de centralidad del territorio, al pasar de un enfoque urbanista a uno civita, donde la atención se centra en la población más que en el espacio físico. Y la segunda: el creciente peso de la tecnología.
“Hoy vivimos en ciudades híbridas, con espacios físicos materiales integrados a espacios virtuales remotos”, señaló. Esta dualidad, según el experto, ya forma parte de la vida cotidiana de muchas personas, lo que obliga a las autoridades locales —como los municipios— a actuar con visión para garantizar el bienestar social.
Ciudades híbridas: entre la infraestructura y lo digital
Durante décadas, las ciudades crecieron en función de su infraestructura física: transporte, agua potable, saneamiento. Sin embargo, hoy esa lógica ha sido transformada por la irrupción tecnológica. Aplicaciones móviles y plataformas digitales permiten realizar tareas sin necesidad de desplazamiento.
“Antes iba todos los días a la Flacso. Ahora, lo hago desde mi casa y me conecto con el mundo. Son nuevas experiencias que debemos aprender a manejar”, relató el urbanista.
Loja frente al desafío del urbanismo contemporáneo
En este nuevo escenario, Loja tiene un largo camino por recorrer. Carrión sostuvo que el urbanismo moderno no puede desligarse de la vida ciudadana y que urge avanzar hacia un modelo que articule lo físico con lo digital, y lo cultural con lo social.
“Hay que construir una ciudad del siglo XXI, preparada para los retos de la tecnología, la multiculturalidad y el bienestar colectivo”, concluyó.

La ciudad como derecho y deber colectivo
Más allá de su estructura física o digital, Carrión recalca que la ciudad debe entenderse como un derecho colectivo. Vivir en un entorno urbano implica no solo el acceso a servicios, sino también la participación activa en su construcción y transformación.
“La ciudadanía debe tener un papel protagónico en la toma de decisiones sobre su ciudad. La participación no puede ser solo representativa, debe ser directa y cotidiana”, subrayó el experto.
Esta visión demanda un nuevo tipo de ciudadanía: informada, conectada y comprometida con el espacio común. Para Carrión, sin esa participación activa no es posible pensar en una ciudad verdaderamente democrática.
Fuente: Crónica
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