Japón conmemoró este miércoles 6 de agosto de 2025 el 80º aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, una tragedia que marcó el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la era nuclear. A las 08H15 (hora local), exactamente el momento en que el avión estadounidense Enola Gay lanzó la bomba “Little Boy” sobre la ciudad en 1945, se guardó un minuto de silencio. La ceremonia se desarrolló con solemnidad en el Parque Memorial de la Paz, con la presencia de sobrevivientes, autoridades locales, estudiantes y delegaciones internacionales.

Una herida abierta con 140.000 víctimas
La bomba atómica provocó una devastación sin precedentes: una bola de fuego arrasó el centro urbano, dejando a su paso miles de muertos y heridos. Se estima que unas 140.000 personas murieron en Hiroshima como consecuencia directa de la explosión, la onda expansiva y la exposición a radiación. Muchos de ellos fallecieron días, semanas o incluso años después, producto de quemaduras, leucemia, cáncer y otras enfermedades asociadas a la radiación.
Además del costo humano, la infraestructura de la ciudad quedó reducida a cenizas. A pesar de ello, Hiroshima ha resurgido como una ciudad símbolo de la paz. Así, cuenta con una población actual de 1,2 millones de habitantes y un fuerte compromiso con el desarme nuclear.
Hiroshima, símbolo mundial de paz y resiliencia
La ciudad ha transformado su tragedia en un pilar de conciencia global, siendo sede de museos, monumentos y actividades educativas que denuncian el uso de armas nucleares. El Domo de la Bomba Atómica, uno de los pocos edificios que resistió parcialmente el impacto, se mantiene como Patrimonio Mundial de la Unesco. Es un testigo silencioso de los horrores vividos.
El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, reiteró en su discurso que “el uso de armas nucleares jamás puede ser justificado, sin importar el contexto político”. Asimismo, hizo un llamado a los líderes mundiales para visitar la ciudad. Invitó a conocer el impacto humano de la tragedia y renovar su compromiso con la abolición de los arsenales nucleares.
Un aniversario marcado por tensiones globales
Este aniversario adquiere un matiz más urgente debido a las crecientes tensiones entre potencias nucleares, especialmente entre Estados Unidos y Rusia. Las relaciones entre estas naciones se han deteriorado por conflictos geopolíticos y la modernización de sus arsenales. La memoria de Hiroshima resuena como un clamor contra la amenaza atómica en tiempos de incertidumbre internacional.
Organizaciones pacifistas y de derechos humanos alertan sobre el riesgo de una nueva carrera armamentista nuclear. Mientras tanto, aumentan los llamados a la diplomacia y al fortalecimiento de tratados internacionales como el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Los hibakusha: testigos del horror
Los hibakusha, como se conoce a los sobrevivientes de la bomba atómica, son voces vivas de una tragedia que la humanidad no puede darse el lujo de repetir. Muchos de ellos participaron en la ceremonia, compartiendo sus testimonios con estudiantes y visitantes. Con el paso de los años, estos sobrevivientes se han convertido en activistas por la paz. Llevan sus historias a foros internacionales y luchan contra el olvido.
A ochenta años del bombardeo, Hiroshima continúa recordando con dolor, pero también con firmeza. La memoria de los caídos y la resiliencia de los sobrevivientes se han convertido en una advertencia ética y humanitaria contra el uso de armas de destrucción masiva. En un mundo con tensiones nucleares latentes, el llamado de Hiroshima sigue siendo claro: “Nunca más”.
Fuente: El Universo
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