Francia sanciona a Google y Shein por incumplir la Ley de Cookies

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La Comisión Nacional de Informática y Libertades de Francia (CNIL), organismo encargado de velar por la protección de datos en el país, ha impuesto sanciones millonarias a dos gigantes tecnológicos: Google y Shein. Las multas ascienden a 325 millones de euros para Google y 150 millones de euros para Shein, lo que marca uno de los castigos más altos impuestos hasta ahora por infracciones relacionadas con el uso indebido de cookies en Internet.

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El problema de fondo: el consentimiento de los usuarios

El CNIL determinó que ambas compañías incumplieron con la obligación legal de garantizar que los usuarios otorgaran un consentimiento libre, informado y claro al momento de aceptar cookies publicitarias. Según el organismo, tanto Google como Shein ofrecieron configuraciones que dificultaban el rechazo de las cookies, generando prácticas que vulneran los derechos de los internautas.

El caso de Shein: 12 millones de usuarios afectados

La multinacional asiática de comercio electrónico Shein fue señalada por colocar cookies en los dispositivos de sus más de 12 millones de usuarios activos mensuales en Francia sin garantizar un consentimiento adecuado. Además, las opciones para retirar dicho consentimiento eran limitadas o poco claras.
No obstante, la compañía ha realizado modificaciones en sus sistemas desde que se inició la investigación, adaptándose a los requerimientos legales europeos y franceses, aunque ello no evitó la sanción.

Google: reincidencia y prácticas cuestionadas

El caso de Google es aún más grave debido a su historial. Esta es la tercera multa que recibe la empresa en Francia por temas de cookies, y la más alta hasta ahora. El CNIL incluso aclaró que los fiscales solicitaban una sanción de hasta 520 millones de euros, aunque finalmente la cifra fue menor.
Uno de los principales señalamientos fue la implementación de un “muro de cookies” al crear cuentas de Google, lo que obliga a los usuarios a aceptar el rastreo de su actividad antes de completar el registro. Aunque la práctica no es ilegal por sí misma, la CNIL argumenta que no existía la suficiente claridad para que los usuarios comprendieran las implicaciones.

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Gmail y la publicidad encubierta

Otro aspecto que pesó en la decisión del organismo fue la práctica de insertar anuncios publicitarios en la bandeja de entrada de Gmail, los cuales se mezclaban con los correos electrónicos de los usuarios. Esta modalidad, según la CNIL, requería un consentimiento expreso, el cual Google no gestionó de forma adecuada. Se estima que 53 millones de franceses se vieron afectados por esta práctica.

Consecuencias adicionales y plazos de cumplimiento

Más allá de la sanción económica, Google deberá ajustar todos sus sistemas a la normativa francesa de cookies en un plazo máximo de seis meses. Si no lo hace, tanto Google como su filial irlandesa tendrán que pagar 100.000 euros diarios por cada día de incumplimiento adicional.

Tensiones internacionales en el trasfondo

Este tipo de sanciones ha generado fricciones en el ámbito político y económico. Mientras la Comisión Europea se ha mostrado cautelosa con las grandes tecnológicas estadounidenses, Francia ha adoptado una postura más firme. El expresidente estadounidense Donald Trump ya había amenazado con medidas arancelarias en represalia contra los países europeos que sancionaran a sus empresas tecnológicas.

Una advertencia para las big tech

El caso de Google y Shein se convierte en un precedente de gran relevancia en Europa, especialmente en un contexto donde la privacidad y la protección de datos son cada vez más valoradas por la ciudadanía. La CNIL refuerza su imagen como un regulador estricto y decidido a aplicar la ley, independientemente del poder económico de las compañías sancionadas.

La sanción a Google y Shein por parte de la CNIL refleja la creciente presión sobre las empresas tecnológicas para que respeten los derechos digitales de los usuarios. Más allá de las multas millonarias, este caso envía un mensaje claro: el consentimiento debe ser transparente, informado y voluntario, sin excepciones. Francia marca así un precedente que podría influir en futuras decisiones regulatorias dentro y fuera de Europa.

Fuente: MuyComputerPro

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