El CNE invirtió cerca de $74.928 para este diálogo. Además, en los últimos dos procesos electorales, ha gastado $1’100.284 en espacios televisivos que no han aportado a los votantes. El Consejo Nacional Electoral (CNE) a través de su presidenta Diana Atamaint, celebró la realización del Debate Presidencial, como un espacio para fortalecer el voto informado dentro del electorado ecuatoriano.
A pesar de ello, las críticas sobre la modalidad y metodología señalan que el espacio no permite a los votantes conocer la verdadera calidad de los candidatos, ni su capacidad para gobernar al país, alcaldías o prefecturas.
En las redes sociales, la interacción de los usuarios fue menor a la registrada durante el debate de la primera vuelta, hecho que indicaría la falta de interés que generaron ambos candidatos.
LA HORA conversó con los expertos en temas electorales, Luis Verdesoto, Medardo Oleas y Bernardo Jijón, quienes lamentaron el nivel político de los postulantes y de las preguntas elaboradas por la Comisión Organizadora.
‘Debate suma cero’
El académico y exsecretario anticorrupción, Luis Verdesoto, calificó el encuentro como artificial. “Creo que fue un debate suma cero, nadie ganó, todos perdimos”.
“Es muy difícil lograr una metodología adecuada cuando la materia prima, es decir, los debatientes no están plenamente capacitados para afrontar un debate”, dijo al cuestionar la actitud de ambos candidatos que llegaron con preguntas y respuestas preelaboradas, lo que hizo difícil que se salieran de sus libretos. “Se vio que los dos debatientes tenían una sola consigna que era no caer en un error”, lamentó.
El académico destacó que la metodología del debate impidió un intercambio de ideas, lo que generó un “debate bastante artificial, cortado, aburrido, en el que no ha pasado nada”.
Para Verdesoto, es importante desarrollar un modelo que le permita a los candidatos desarrollar sus ideas, “pensaría en un debate tipo europeo en el que cada quien tiene una bolsa de minutos para hablar sobre un tema, y debe administrarlo para responder a las inquietudes de su contendor”.
‘Concurso de mentiras’
Medardo Oleas, expresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), también cuestionó el formato y calificó al debate de “aburrido”. “No funciona el formato, ni una comisión encargada de establecer los temas. El formato es una funda que no permite exponer cómo visualiza o cómo piensa manejar al Gobierno. El candidato tiene el derecho de expresar con claridad cuál es su visión del Ecuador, pero no les dan opción”, puntualizó.
Agregó que las preguntas desarrolladas por la Comisión Organizadora no tenían coherencia. “Mientras tengamos ese tipo de debate no se van a solucionar los problemas del país”.
En ese contexto dijo que hubo un “concurso de mentiras” e indicó que tras la jornada tomó relevancia la frase: “nunca se miente más que antes de una elección, después de una guerra y después de una jornada de pesca”.
Para el experto, debe desarrollarse una comisión que, en vez de crear preguntas en base a sus criterios, revise los programas de gobierno de cada candidato y elabore preguntas que los cuestione sobre su plan de acción.
“La idea del actual debate es que tengamos a dos personas que no confronten. La confrontación es buena para aclarar quién dice la verdad. Es buena porque nos permite analizar si las propuestas son reales”, remarcó al señalar que “el debate no sirvió para nada, sino para cumplir un precepto legal”.
Exceso de formalismo
El abogado Bernardo Jijón, vicepresidente de la Fundación Lucha Anticorrupción, consideró que el exceso de formalismo impidió que los candidatos profundicen sus propuestas.
“Lo único que han logrado con estos debates es un exceso de formalismos que no beneficia al debate, ni mucho menos en el pensamiento de la ciudadanía. Eso se puede percibir, sobre todo en el último debate que fue catalogado por la gran mayoría de personas como aburrido”.
Señaló que las autoridades electorales “solo están cumpliendo con el formalismo de un debate, pero efectivamente, no se está informando a la ciudadanía, ni se está profundizando sobre propuestas”.
Coincidió con Verdesoto al indicar que la culpa no es solo de la estructura del debate. “Vimos que los candidatos; también culpa de ellos, hacer preguntas de examen, eso no benefició al intercambio de posturas”.
Para Jijón es importante evidenciar que se está gastando demasiado y no se está logrando su objetivo, que es comunicar los planes de gobierno. “Ya es hora de que nos modernicemos, que miremos hacia nuevas plataformas, que con un presupuesto mucho menor, pueden tener un mayor alcance”, dijo. (ILS)
Debates de 2023 superaron el millón de dólares
A los bajos resultados de calidad que se critican al debate presidencial, se suman los altos costos de producción del espacio, situación que ha sido cuestionada en el mismo Consejo Nacional Electoral.
En junio, la consejera Elena Najera, pidió transparentar el uso de estos recursos, los procesos de contratación, que se publique en un espacio visible de la página web de la institución y sus canales oficiales para que se garantice el derecho al libre acceso a la información que tienen los ciudadanos.
El CNE, según fuentes de ese organismo, ha gastado $1’100.284 en los últimos tres debates electorales de 2023 (uno para las elecciones regionales, alcaldes y prefectos, así como los dos presidenciales), sin que se rindan cuentas a los electores.
En el último debate presidencial realizado en Ecuador TV, se gastaron $74,928. En el careo de la primera vuelta fueron $197.097 y en los regionales 2023 el CNE dispuso de $828.258.
Fuente: Diario La Hora
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