La falta de un crecimiento ordenado pone en riesgo la sostenibilidad de una de las parroquias más atractivas del valle de Quito.
De tierras agrícolas a urbanizaciones de lujo
Durante décadas, Puembo fue sinónimo de campo. Entre cultivos de cebada y trigo, familias como la de Juan Paillacho vivieron en armonía con la naturaleza, sin agua potable ni electricidad hasta los años 70. Hoy, el paisaje ha dado un giro radical. La zona, ubicada a 31 kilómetros cuadrados de Quito y con cerca de 30 barrios, ha experimentado una acelerada transformación: las pequeñas casas tradicionales ahora conviven con lujosas urbanizaciones, y el aire rural de antaño se ha desdibujado frente al empuje inmobiliario.

Esta transformación se intensificó con el traslado del Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre a Tababela en 2013. Con él llegaron la Ruta Viva y la vía Collas, dos infraestructuras clave que acortaron las distancias hacia la capital y abrieron nuevas oportunidades para el desarrollo urbano. Lo que antes era una zona de paso se convirtió en destino permanente.
Éxodo capitalino y auge inmobiliario
El crecimiento de Puembo no se explica únicamente por su cercanía al aeropuerto. El desgaste urbano del centro de Quito, la inseguridad y la falta de regeneración arquitectónica empujaron a muchas familias a buscar una mejor calidad de vida en los valles. Según el ingeniero civil Patricio Álvarez, miembro de Constructores Positivos, “la gente busca zonas con áreas verdes, terrazas y mejor clima”.
En ese contexto, Puembo surgió como una alternativa atractiva junto a parroquias como Cumbayá y Tumbaco. El precio del metro cuadrado se ha disparado hasta alcanzar entre 1.050 y 2.000 dólares, una muestra del creciente interés en la zona. Sin embargo, esta expansión ha sido espontánea y sin planificación adecuada.
Falencias en servicios básicos y presión sobre el entorno
Una investigación académica de 2022 advierte que, de continuar este crecimiento sin intervención estratégica, Puembo enfrentará un futuro de fragmentación territorial, exclusión y deterioro de la calidad de vida. Hoy ya se perciben los síntomas: escasez de agua potable, problemas en el suministro eléctrico y presión sobre los servicios básicos.
Vecinos como Paillacho han tenido que construir cisternas para garantizar el abastecimiento de agua, mientras que el Gobierno Parroquial, con un presupuesto anual de 380.000 dólares, intenta atender las necesidades urgentes con recursos limitados. A pesar de asfaltados recientes y la rehabilitación de espacios históricos, las obras no alcanzan a cubrir el rápido ritmo de crecimiento.
Movilidad: el talón de Aquiles de Puembo
El desarrollo sin planificación también ha colapsado el sistema de movilidad. La parroquia cuenta con una sola vía principal de ingreso y salida, lo que genera tráfico intenso, especialmente en horas pico. Este cuello de botella no solo afecta a los residentes, sino también a quienes se dirigen al aeropuerto.
El coronel Jaime Borja, vocal de cultura de la Junta Parroquial, señala que la pandemia de 2020 aceleró el crecimiento urbano. “Antes, las urbanizaciones se podían contar con los dedos de una mano; ahora hay decenas”, dice. Pero junto con el aumento de habitantes llegaron también nuevos problemas: tráfico, inseguridad, desplazamiento de pequeños negocios por cadenas comerciales, y pérdida del sentido de comunidad.
Una posible solución para aliviar el tráfico es completar la tercera fase de la Ruta Viva, proyecto aún pendiente. No obstante, expertos coinciden en que la verdadera respuesta pasa por una planificación integral que considere infraestructura, servicios y conservación ambiental.
El futuro de Puembo: entre oportunidades y riesgos
Actualmente, Puembo alberga a cerca de 18.000 habitantes, la mayoría jóvenes. El atractivo del valle sigue en alza, pero también lo hacen sus desafíos. Si no se interviene con una visión de desarrollo sostenible, la parroquia podría enfrentar una crisis urbana en el mediano plazo.
Estudios señalan que un crecimiento controlado, con accesibilidad, servicios públicos y respeto al entorno natural, es aún posible. Pero para lograrlo se requiere lo que hasta ahora ha faltado: voluntad política, planificación técnica y participación ciudadana.
📌 Fuente: Expreso
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