La batalla legal de Paola Roldán llegó a su culminación el 7 de febrero de 2024, cuando la Corte Constitucional de Ecuador, en una decisión trascendental, reconoció su derecho a la eutanasia. Este histórico fallo, emitido el 5 de febrero con una mayoría de siete votos a favor de nueve, marca un hito en el reconocimiento de los derechos individuales en el país.
La sentencia de la Corte Constitucional valida la constitucionalidad condicionada del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), estableciendo condiciones claras para su aplicación. Estipula que la eutanasia será aceptable siempre que se garantice el consentimiento libre, inequívoco e informado del paciente o de su representante legal en caso de incapacidad, así como la presencia de un sufrimiento extremo causado por una enfermedad incurable o una lesión irreversible.
Además, la Corte instruye al Defensor del Pueblo a preparar, en un plazo máximo de seis meses, un proyecto de ley que regule los procedimientos eutanásicos, siguiendo las directrices establecidas en el fallo. Asimismo, el Ministerio de Salud tiene la responsabilidad de expedir, en un plazo no mayor a dos meses, un reglamento detallado que defina el procedimiento para la aplicación de la eutanasia activa, basado en criterios técnicos y en consonancia con lo establecido en la sentencia.
El reglamento tendrá validez hasta que se apruebe la ley respectiva y deberá ser sometido a la revisión de la Corte Constitucional para verificar su conformidad. Por último, la Asamblea Nacional dispone de un plazo máximo de 12 meses para debatir y promulgar la legislación necesaria que regule los procedimientos eutanásicos, asegurando los más altos estándares éticos y legales.

Para Paola Roldán, esta decisión representa un alivio después de años de sufrimiento causado por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Esta enfermedad devastadora, que la ha dejado con un 95% de discapacidad y dependiente de un respirador artificial, le ha llevado a luchar incansablemente por el derecho a decidir sobre el final de su vida. Con esta sentencia, finalmente puede contemplar la posibilidad de poner fin a su sufrimiento de manera digna, de acuerdo con sus propias convicciones y deseos.
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