En Ecuador, más de 1.000 ciudadanos enfrentan una realidad angustiante: aguardan en la Lista de Espera Única Nacional por un trasplante que podría salvar sus vidas. La espera de trasplante de órgano en Ecuador no solo es extensa, sino también desesperante. Cada paciente permanece en un estado de incertidumbre, aferrado a la esperanza de recibir una llamada que le anuncie la llegada de un órgano compatible.
Según datos oficiales del Sistema Nacional Informático de Donación y Trasplante (Sinidot), hasta julio de 2025 existen 1.097 pacientes activos esperando un órgano. De ellos, 722 necesitan un trasplante renal, 361 requieren córneas, siete un hígado y otros siete un corazón. Estos números exponen la gravedad de la enfermedad renal crónica en el país, una dolencia que impacta con particular fuerza en la población.

Un sistema al borde del colapso agrava la espera de trasplante de órgano en Ecuador
La espera de trasplante de órgano en Ecuador no se reduce únicamente a la escasez de donantes. Se ve intensificada por los problemas estructurales del sistema sanitario. Actualmente, cerca del 88% de los pacientes renales reciben diálisis en clínicas privadas. Sin embargo, muchas de estas instituciones atraviesan una crisis financiera sin precedentes.
La Asociación de Centros de Diálisis del Ecuador denunció que, hasta abril, el Estado debía aproximadamente USD 200 millones. Esta cifra aumentó a USD 300 millones en julio, según el Frente de Pacientes Renales. Aunque el Ministerio de Salud Pública transfirió USD 56,8 millones entre enero y mayo, el pago sigue siendo insuficiente.
Como consecuencia, algunos centros han reducido el número de sesiones de diálisis semanales, suspendido servicios o exigido a los pacientes que compren insumos esenciales, comprometiendo su calidad de vida y su estabilidad física.
Las historias humanas detrás de la espera de trasplante de órgano en Ecuador
Ana, una madre de 45 años, es uno de los rostros detrás de esta crisis. Lleva tres años en lista de espera por un trasplante renal. “Cada sesión de diálisis me quita horas de vida y energía”, relata. A pesar del dolor, no pierde la esperanza de que un día suene el teléfono con la noticia que podría cambiar su destino.
Casos como el de Ana son cada vez más comunes. Mientras tanto, más de 20.000 ecuatorianos dependen de la diálisis para sobrevivir. Esta enfermedad catastrófica, declarada como tal desde 2008, debería estar completamente cubierta por el Estado. No obstante, el incumplimiento en los pagos amenaza esa cobertura y pone en riesgo la vida de miles.
Profesionales de salud también sufren con la espera de trasplante de órgano en Ecuador
Los médicos tampoco escapan al impacto emocional de esta problemática. “Ver a tantos pacientes deteriorarse sin poder ofrecerles una solución definitiva es frustrante”, comenta el nefrólogo Martín Segovia, desde Quito.
La espera de trasplante de órgano en Ecuador se ha convertido en un símbolo de una crisis de salud más amplia. Mientras los pacientes siguen conectados a una máquina, aferrados a una esperanza, el sistema sanitario permanece en cuidados intensivos, debilitado por deudas y escasez de recursos.
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