Ahora que los diferentes medios de comunicación inundan a cada rato con noticias en las cuales teóricamente nos están advirtiendo que llega el Fenómeno El Niño, casi igual sucedía cuando éramos niños y nos asustaban con la frase “ya viene el “Cuco”.
En este contexto es menester mencionar el cambio climático y sus impactos, por lo tanto, es importante referirnos a las energías renovables; puesto que éstas prácticamente causan cero impactos ya que no provocan gases de efecto invernadero; además de encontrarse de forma abundante en la naturaleza, siendo el sol, el agua, el viento, etcétera.
Entonces analicemos que nos proporciona el uso de las mencionadas energías renovables, al ser energías limpias estamos hablando de una sostenibilidad ambiental, así mismo se evita el agotamiento de los combustibles fósiles; por ejemplo, el petróleo y el carbón, son recursos finitos que se agotarán con el tiempo.
Cabe destacar que propicia la creación de empleo: podría ser en distintas áreas como la fabricación, instalación y mantenimiento de sistemas de energía solar, eólica y otros.
Lógicamente esto contribuye al crecimiento económico y al desarrollo local.
Así mismo debemos mencionar un tema como es la innovación tecnológica, ya que la inversión en energías renovables impulsa la innovación en tecnologías (combustión de biomasa, plantas de biogás, biocarburantes) y mejora la eficiencia energética, lo que a su vez logra beneficiar a otras industrias y sectores.
Es relevante indicar la reducción de costos a largo plazo: A medida que la tecnología de energías renovables avanza, los costos de generación de energía a partir de fuentes renovables disminuyen, lo que hace que estas opciones sean cada vez más asequibles y competitivas en comparación con los combustibles fósiles.
Dejemos la inquietud al gobierno que gane las elecciones de este mes de octubre, la revisión de la Constitución que nos dice en el “Art. 413.- El Estado promoverá la eficiencia energética, el desarrollo y uso de prácticas y tecnologías ambientalmente limpias y sanas, así como de energías renovables, diversificadas, de bajo impacto y que no pongan en riesgo la soberanía alimentaria, el equilibrio ecológico de los ecosistemas ni el derecho al agua.
Fuente: La Nación
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