El regreso a clases incrementa la congestión vehicular en Quito

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El inicio del año escolar 2025-2026 ha generado un movimiento considerable en la capital ecuatoriana. Son cientos de miles de estudiantes los que, cada mañana, llenan las calles en buses escolares, automóviles particulares, furgonetas institucionales y transporte público. Según medios locales, más de 580.000 estudiantes retornaron a clases en los 1.426 planteles educativos de Quito.

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Este flujo vehicular adicional coincide con las horas más críticas del día, especialmente entre las 6:00 y las 9:00 de la mañana. En estas franjas horarias, las arterias principales de Quito se congestionan notablemente.

Obras viales activas: mejoras inevitables, molestias inevitables

Al mismo tiempo que los estudiantes regresan, la ciudad no para de trabajar en obras públicas viales que buscan mejorar infraestructura, pavimentar y rehabilitar vias deterioradas. Algunas intervenciones clave:

  • Quito cuenta con 52 frentes de obra en ejecución, incluyendo mantenimiento vial, recapeo, reparación de fisuras, bacheo, y mejoramiento de calles donde circula el transporte público.
  • Sectores como Turubamba, Quitumbe, Chillogallo, Guamaní, Calderón, entre otros, tienen obras que en algunos casos implican cierres, desvíos o reducción de carriles.
  • En algunas zonas, se trabaja en horarios nocturnos o en horas de menor demanda vehicular para minimizar el impacto, pero aun así el efecto sobre el tráfico matutino se siente.

Consecuencias prácticas para los quiteños

Aumento del tiempo de trayectos

Muchos usuarios reportan que trayectos que antes tardaban 10-20 minutos ahora pueden tomar el doble. Un ejemplo es la ruta que va desde el ingreso del túnel de San Diego hasta la Universidad Central, que ha pasado de 10 minutos a hasta 30 minutos en horas pico.

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Usuarios que salen de zonas alejadas (como Los Dos Puentes, La Roldós, etc.) deben salir más temprano para no llegar tarde, debido al embotellamiento.

Problemas de seguridad y estrés

  • La congestión reduce los márgenes de seguridad entre vehículos, lo que eleva la probabilidad de frenadas repentinas y choques menores.
  • El caos vehicular también implica mayor consumo de combustible, desgaste de vehículos, y una pérdida de tiempo significativa que repercute en la calidad de vida.
  • Además, hay quienes ajustan sus rutinas —levantarse más temprano, salir con anticipación, cambiar rutas— para evitar retrasos.

Proyecciones de pérdidas de tiempo: 113 horas al año

Un dato preocupante es que, según proyecciones recogidas por Teleamazonas, para este 2025 los quiteños podrían llegar a perder hasta 113 horas acumuladas en congestión vehicular. Esa cifra incluye todo el tiempo extra que los conductores pasarían atascados en tráfico, retrasos en buses, etc.

Posibles medidas y lo que se está haciendo

  • La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha desplegado agentes en torno a los colegios con mayor volumen vehicular para regular el flujo.
  • Se están implementando rutas alternas, contraflujos en ciertos sectores, reorganización del transporte escolar, para evitar picos extremos.
  • Las autoridades municipales también buscan reforzar el mantenimiento vial y acelerar las obras con maquinaria, personal y presupuesto ampliados.

El regreso a clases ha puesto de relieve con claridad que la movilidad urbana en Quito sigue siendo un desafío. No basta con construir, hay que planificar para esos momentos de alta demanda: coordinar horarios, mejorar rutas de acceso, optimizar el transporte público, y prever cómo las obras viales afectarán al flujo vehicular. Cada minuto perdido en tráfico tiene un costo social, económico y ambiental.

Fuente: Teleamazonas

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