En medio de un entorno económico desafiante, el perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 se caracteriza por su resiliencia, capacidad de adaptación y enfoque en el ahorro. La crisis económica ha afectado significativamente el poder adquisitivo, provocando cambios notables en los hábitos de compra. El canal tradicional, que representa el 65% del consumo en Ecuador, ha registrado una caída del 18% en el canasto de Consumo Masivo durante el primer semestre de 2024, lo que refleja una tendencia de cautela y racionalización en el consumo diario.
Cambios en los hábitos de consumo
El perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 está definido por la búsqueda de inmediatez y seguridad, elementos clave en sus decisiones de compra. En respuesta a la incertidumbre económica, las compras pequeñas y de reposición han ganado protagonismo. Esto es evidente en la contracción de las categorías básicas, como los alimentos, que han experimentado una reducción del 31% en comparación con el año anterior. Según Diego Gizzi, director de Retail de dichter & neira, “el consumidor ajusta su comportamiento para proteger su gasto, limitando las transacciones y priorizando la seguridad y proximidad”.
Esta tendencia ha obligado a fabricantes y retailers a desplegar estrategias promocionales más focalizadas para captar la atención del consumidor ecuatoriano. Sin embargo, Gizzi resalta que para maximizar los resultados, es crucial conocer los hábitos específicos de compra, como los días y horarios clave. “Una estrategia de abastecimiento mal planificada, que no contemple estos momentos críticos, puede llevar a situaciones de agotados, afectando las ventas significativamente”, añade.
Impacto de los cortes de luz en el comercio minorista
El perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 se ha visto influenciado también por los apagones que han afectado al país. El 66% de los tenderos reportan que los cortes de energía han impactado negativamente sus ventas. Esto no solo afecta a los comerciantes, sino también a los consumidores que dependen de estos puntos de venta. Además, solo 2 de cada 10 tenderos tienen planes de contingencia, lo que refleja una vulnerabilidad considerable ante la posible extensión de los apagones en el último semestre del año.
Patrones de consumo y estrategias promocionales
El conocimiento de los patrones de compra es esencial para optimizar las estrategias comerciales en el contexto actual. Según datos de dichter & neira, el 15% de las transacciones en la región Costa se realizan los sábados, mientras que en la Sierra esta cifra es del 8%. Esto evidencia la importancia de planificar promociones y abastecimientos según las dinámicas locales. Gizzi enfatiza que “el uso eficiente de la información transaccional permite a los equipos comerciales tomar decisiones informadas, asegurando que el producto esté disponible cuando el consumidor lo necesita”.
El perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 muestra una marcada tendencia hacia el consumo mínimo, rápido y enfocado en lo esencial. El ticket promedio en el canal tradicional es de $1,05, un 2% menos que en 2023, y el 90% de las transacciones corresponde a la compra de una sola categoría. Este comportamiento refleja un enfoque en lo necesario, con pocas oportunidades para compras adicionales, lo que representa un reto importante para las marcas.
¿Hacia una recuperación?
A pesar de la compleja situación, el perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 mostró señales de leve recuperación en julio, impulsadas por pequeñas transacciones de hasta $0,25 centavos. Aunque este repunte podría estar relacionado con el fin de las clases escolares, es necesario seguir monitoreando si se trata de un impulso temporal o el inicio de una recuperación gradual. El reto para las marcas y retailers radica en equilibrar ofertas atractivas con un profundo entendimiento de las nuevas necesidades del consumidor.
El perfil del consumidor ecuatoriano en 2024 está siendo redefinido por su capacidad de adaptarse a las dificultades económicas y a desafíos adicionales, como los cortes de energía. Ante estos retos, ha adoptado un comportamiento de compra más racional y cauteloso. Para fabricantes y retailers, el desafío es entender estas dinámicas y ajustar sus estrategias, con el fin de captar la atención de un consumidor que, aunque resiliente, sigue enfrentando incertidumbres significativas.
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