A simple vista, escuchar de Fundaciones, parecería se tratase de organizaciones altruistas, dedicadas al servicio comunitario, social, educativo, sin fines de lucro, y por cierto hay mucho de aquello en muchas fundaciones, pero en otras, se esconden perversos y oscuros intereses, para aprovecharse y evadir impuestos, controles fiscales y tributarios, lavar utilidades mediante supuestas becas, pensiones diferenciadas, en otros casos evadir el control y auditoría de la Contraloría General del Estado, y lo más perverso no entregar el reparto de utilidades a sus trabajadores, pues con el membrete de sociedades sin fines de lucro, se gargantean millones y millones de dólares, con la complicidad de las élites sociales, políticas y económicas del país o región a las que pertenecen…
Por lo general, las de fines educativos, obras sociales, culturales y otras de fines realmente raros, tienen como socios a muchos personajes, que, si la sociedad supiese de sus existencias, no dudarían en no enviar a sus hijos a que se eduquen en esas matrices del engaño, blanqueo de dineros ilícitos, refugios de gánsteres, y de los socios de la corrupción al estilo del polaco Wentland…
¿Cómo mejorar entonces mis amigos el futuro de nuestros hijos, si quienes los instruyen son una «»casta de bastardos»» sin ética, principios, valores, que cuando han desempeñado una función pública, han sido una vergüenza para sus familiares y amigos, porque, aunque se libraron del brazo torcido de la justicia criolla y escaparon de la cárcel, muchas veces por los favores de excompañeros, colegas de esos mismos instructores, no dejan de ser corruptos y delincuentes?
Por aquello, nuestra juventud está siendo instruida para delinquir, formados con una coraza impenetrable de indiferencia, sensibles a temas como la teoría de género, tolerancia con los victimarios, discriminación, severos con el manejo de sus libertades, sensibles con los perros, gatos, pero indiferentes con la política, son muchas veces neutros en temas religiosos, se encapsulan en su mundo de redes, programas de Netflix, HBO, y otros…
No discriminar y combatir al odio, suena hermoso es cierto, parecería un resurgir a los años de los hippies: amor y paz… Aunque los tiburones que los manipulan conviertan al mundo en un desierto y mar de crímenes y asesinatos, casualmente todo lo contrario al mundo en que viven, pues los han llevado del mundo real al de los avatares, de las drogas al fentanilo, al mundo de las, los, les, y el mundo de Barbie y de Starbucks…
Y claro detrás de muchas de esas fundaciones, hay muchos extranjeros, especialmente los de origen nórdico, que son maestros de la manipulación y que inculcan la no violencia, son veganos, ofrecen el Shangri La… en donde juntos a otros con sotana o sin ellas, son miembros del club de pedófilos mundiales, del de tráfico de órganos, sirven a los carteles de clubes exclusivos que quieren manejar y dictar el nuevo orden mundial, etcétera…
¿Qué narrativa preocupante verdad?, siempre ha sido así, el mal siempre buscará miles de formas para seducir, reclutar, engañar, manipular y destruir.
Fuente: la nación
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