Ecuador atraviesa una crisis de violencia sin precedentes. Hay un aumento alarmante en la tasa de homicidios que ha alcanzado cifras históricas en el primer semestre de 2025. Según el último informe del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), las muertes violentas suman 4.619 en los primeros seis meses del año. Esto representa un incremento del 47% con respecto al mismo periodo del año anterior.

La cifra más alta en la historia reciente del país
El conteo de 4.619 homicidios entre enero y junio de 2025 es la cifra más elevada que Ecuador registra en un lapso similar. Esto ocurre pese a los múltiples estados de excepción que ha decretado el presidente Daniel Noboa. Estos estados se decretaron para combatir a las organizaciones criminales que azotan el país.
El promedio diario de asesinatos se sitúa en 25,52, es decir, más de un homicidio por hora. De mantenerse esta tendencia, Ecuador podría terminar 2025 con una tasa de 52 homicidios por cada 100.000 habitantes. Esta sería la más alta en la historia del país y en América Latina.
El OECO advierte que los primeros cinco meses de 2025 han sido los más violentos en la historia reciente del Ecuador. Esto es con la excepción de junio, que registró un leve descenso en comparación con el año anterior.
Guayaquil y su área metropolitana concentran casi el 40% de los homicidios
El informe revela que Guayaquil, junto con Durán y su área metropolitana, concentra el 39,58% de los asesinatos a nivel nacional. La ciudad de Durán destaca como una de las más afectadas, con una tasa que supera los 100 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Las provincias de Guayas, Manabí, Los Ríos y El Oro están incluidas en el estado de excepción vigente desde 2024. Estas fueron declaradas por el presidente Noboa bajo la figura de “conflicto armado interno” para enfrentar a las bandas del crimen organizado.
Armas de fuego, principal método en los homicidios
El uso de armas de fuego es la modalidad predominante en los homicidios registrados, con 4.079 casos. Le siguen armas blancas con 311, armas contundentes con 61 y armas constrictoras con 33 casos. Además, existen 135 casos en los que el tipo de arma no fue identificado por el Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
La tendencia al aumento en el uso de armas de fuego se mantiene desde 2020. Hay un incremento del 5% en 2025 frente al año anterior. Este dato refleja la creciente prevalencia y agravamiento de la violencia en el país.
Jóvenes, las principales víctimas de la violencia
Los grupos etarios más afectados por los homicidios son los jóvenes entre 25 y 29 años, que representan el 19,2% de las víctimas. Le siguen los rangos de 20 a 24 años (17,49%), 30 a 34 años (16,48%) y 35 a 39 años (11,04%).
Preocupa especialmente el aumento en los homicidios contra menores y jóvenes hasta los 19 años. Estos subieron del 9,26% en el primer semestre de 2024 al 10,15% en 2025. En términos absolutos, esto significa 504 casos. Es un aumento del 68% respecto a los 300 registrados en 2024.
Fragmentación y enfrentamientos entre bandas criminales
El repunte de la violencia se da en un contexto de atomización y fragmentación de las bandas delictivas. Muchas de ellas debilitadas por la detención de sus líderes. Sin embargo, esta fragmentación ha generado nuevos conflictos e incrementos en enfrentamientos violentos.
Los grupos criminales más grandes, como Los Choneros y Los Lobos, protagonizan enfrentamientos sangrientos. Esto ocurre en provincias como Manabí y Guayas, que han dejado más de 30 muertos en las últimas semanas.
La violencia criminal comenzó a escalar desde finales de 2020. Tiene su origen en la proliferación de bandas dedicadas inicialmente al narcotráfico. Sin embargo, en los últimos años estas bandas han diversificado sus actividades hacia el secuestro, la extorsión y la minería ilegal.
Retos para la seguridad en Ecuador
El panorama de inseguridad en Ecuador durante el primer semestre de 2025 es crítico. Hay una violencia que afecta principalmente a jóvenes y zonas urbanas como Guayaquil y Durán. Además, el incremento en el uso de armas de fuego y la fragmentación de las bandas criminales presentan un desafío complejo para las autoridades.
Aunque el gobierno ha respondido con estados de excepción y medidas especiales, la escalada de homicidios y la atomización criminal requieren una estrategia integral y sostenida. Esto debe incluir prevención, fortalecimiento institucional y atención social para revertir esta preocupante tendencia.
Fuente: El Comercio
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