Drones de guerra y la nueva táctica rusa
Un olor a humo y metralla llena las calles de Rodynske. La ciudad ha sido blanco de una bomba planeadora de 250 kg. Apenas unos minutos después de ingresar, un zumbido en el cielo obliga al equipo a cubrirse tras un árbol. No es una escena aislada: los drones de guerra han cambiado radicalmente el paisaje de combate. Rusia ha desplegado estas armas en zonas más próximas de lo esperado, evidenciando un avance territorial reciente.
La operación silenciosa de los drones
Los operadores equipan estos drones con cables de fibra óptica, lo que les permite volar sin emitir señales que los interceptores puedan interferir.Esto representa un quiebre en la defensa electrónica tradicional. Los operadores los controlan desde tierra, mediante un cable conectado al mando. Pueden ingresar a edificios o seguir objetivos a baja altura, haciendo imposible detectar o bloquear sus movimientos con tecnología convencional.

El costo humano de los drones de guerra
Los soldados ucranianos viven bajo tensión constante. Los sistemas de vigilancia detectan fácilmente los movimientos del personal, por lo que las rotaciones que antes duraban una semana ahora se extienden a meses. Muchos militares han pasado más de 30 días en las trincheras, con el riesgo de que cada desplazamiento termine en un ataque aéreo. Esta nueva dinámica erosiona la moral y la resistencia física.
Daños civiles y vulnerabilidad
En pueblos como Bilytske, los misiles impactan durante la noche y destruyen casas, panaderías e incluso zoológicos. Los drones de guerra atacan sin distinguir entre objetivos militares y civiles. Esta amenaza interrumpe la vida diaria y obliga a muchos habitantes a refugiarse en sótanos o a abandonar sus hogares. El miedo domina la rutina cotidiana.
Ucrania lucha por igualar la tecnología
Los ingenieros ucranianos trabajan para crear versiones locales de estos drones. La tarea es compleja y los recursos, limitados. Mientras Rusia opera con ventaja, Ucrania acelera su producción. Pilotos como Venia y técnicos como el “Moderador” enfrentan la presión de contrarrestar esta amenaza. Aun así, el camino para equilibrar el terreno de juego es largo y peligroso.
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