Cuando Donald Trump llegue esta semana al Castillo de Windsor para su segunda visita de Estado al Reino Unido, el encuentro estará marcado por una ausencia notable y por un escándalo que amenaza con desviar la atención de los acuerdos diplomáticos.
El despido de Peter Mandelson y su impacto político
El primer ministro Keir Starmer destituyó al embajador británico en Washington, Peter Mandelson, tras descubrir la profundidad de su relación con Jeffrey Epstein, el financista condenado por delitos sexuales. Su salida supone un duro golpe para Starmer, que esperaba reforzar la imagen de su gobierno durante la visita.
Los medios filtraron cartas y correos electrónicos que muestran cómo Mandelson expresó admiración y apoyo a Epstein incluso después de su condena en 2008. Su rápido despido refleja el daño que el escándalo podría causar al gobierno laborista.
Los vínculos incómodos con Donald Trump
El caso no solo afecta a Mandelson. Tanto Trump como miembros de la familia real británica enfrentan cuestionamientos por sus pasados vínculos con Epstein. El príncipe Andrew, hermano del rey Carlos III, se retiró de la vida pública en 2020 tras la polémica generada por su relación con el financiero.

En paralelo, Trump ha tenido que desmentir su supuesta participación en un “libro de cumpleaños” de Epstein, donde apareció una carta atribuida a él. Aunque el expresidente negó la autenticidad, el tema sigue siendo utilizado por sus críticos como un recordatorio de sus relaciones pasadas.
Riesgos para la diplomacia británica
Para Starmer, el escándalo llega en un momento delicado. Además de la renuncia de su vicepresidenta Angela Rayner días atrás, la controversia de Mandelson amenaza con eclipsar anuncios clave, como un acuerdo en materia de energía nuclear y la expansión de la cooperación tecnológica entre Londres y Washington.
Los medios británicos anticipan que el tema Epstein será difícil de esquivar durante las comparecencias públicas. Aun así, ambas delegaciones intentarán mantener el foco en los lazos comerciales y de seguridad.
Una apuesta fallida de Donald Trump
La elección de Mandelson como embajador respondió a la idea de que un perfil político fuerte podría gestionar mejor el estilo personalista de Trump. Sin embargo, sus conexiones con Epstein terminaron por convertirlo en un riesgo diplomático.
El episodio refuerza la percepción de que las relaciones personales, más que los acuerdos formales, siguen marcando la política exterior entre Estados Unidos y el Reino Unido, aunque en este caso el costo haya sido alto para el gobierno británico.
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