Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, fecha en la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda la gravedad de este problema de salud pública. Según datos oficiales, cada 40 segundos una persona muere por suicidio en el mundo, lo que representa más de 720.000 fallecimientos al año. En el caso de adolescentes y jóvenes, la situación es aún más preocupante, pues el suicidio figura entre las principales causas de mortalidad.

El lema 2024-2026: cambiar la narrativa
La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), en conjunto con la OMS, estableció para el periodo 2024-2026 el lema “Cambiar la narrativa sobre el suicidio”. El objetivo es romper con el silencio y el estigma que rodean a la salud mental, generando un entorno de empatía, escucha activa y prevención. Hablar abiertamente del tema es una herramienta fundamental para salvar vidas.
La importancia de hablar todo el año
Para la psicóloga clínica Lorena Cuadrado, directora del UEES Mental Health Center, la prevención no debe limitarse a una fecha conmemorativa. Señala que muchas personas enfrentan depresión y pensamientos suicidas de forma constante, por lo que es esencial mantener el diálogo en todo momento. “Cuando no lo comentamos, impedimos que la persona pueda expresar su tristeza o dificultad y que pueda buscar ayuda con especialistas”, explicó.
Señales de alerta que no deben ser ignoradas
Los especialistas advierten que existen signos tempranos que deben ser tomados en serio:
- Aislamiento repentino.
- Pérdida de interés en actividades cotidianas.
- Cambios bruscos de conducta.
- Desesperanza persistente.
- Expresiones como “cuando ya no exista” o “mis padres serían más felices si yo no viviera”.
Incluso comportamientos como dormir demasiado, perder el apetito, mostrar agresividad o llorar sin motivo pueden ser gritos silenciosos de ayuda. La familia se convierte en la primera línea de apoyo, seguida por amigos, compañeros de trabajo o estudio.
Derribar mitos y acudir a profesionales
El estigma sigue siendo una de las mayores barreras. Persisten creencias erróneas como que hablar de suicidio “contagia” la idea, o que quien lo menciona no lo llevará a cabo. La realidad demuestra lo contrario: muchos intentos de suicidio estuvieron precedidos de advertencias claras que no fueron atendidas a tiempo.
Cuadrado subraya que la educación emocional en escuelas, universidades y empresas es clave para que las personas reconozcan lo que sienten y sepan pedir ayuda. Recomienda acudir siempre a especialistas en salud mental, ya que no basta con un consejo bienintencionado.
Un mensaje de esperanza
La psicóloga insiste en que siempre existen alternativas: “Siempre hay una solución, pero hay que buscar en el lugar correcto. Acude a las personas que más te aman, habla de lo que te pasa y busca ayuda profesional. Y a las familias: crean, escuchen y acompañen. La depresión es una tragedia que se puede evitar”
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio nos recuerda que los suicidios son prevenibles. Reconocer señales, abrir espacios de diálogo y brindar acompañamiento pueden marcar la diferencia. Hablar salva vidas, y hacerlo sin miedo ni prejuicios es el primer paso hacia una sociedad más solidaria y empática.
Fuente: Ecuavisa
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