Dr. Jorge Norero González/Guayaquil
El asesinato de los autores materiales de Fernando Villavicencio, en la penitenciaria del litoral, seguramente abre otro capítulo dentro de la zaga: «porqué asesinaron a Fernando Villavicencio».
El Gobierno Nacional seguramente está convencido, que las destituciones de algunos altos oficiales de la Policía Nacional, del SNAI, del director del Centro Penitenciario del Litoral, calmará las sospechas de que por lo menos el Presidente Lasso, nada ha tenido que ver en este crimen, que por la naturaleza del trabajo de investigación que era su mayor arma en su ascenso meteórico en la política, todos los denunciados por él, son sospechosos en este execrable crimen, en una era en que apenas resulta una raya más al tigre, salvo por la intervención del Gobierno de los U.S. que le da a este asesinato, otra dimensión con pronóstico reservado…
Cargar a la policía, como institución encargada de proteger y servir a los ecuatorianos, faltando pocos días para que el presidente Lasso abandone Carondelet, son preguntas que seguramente la Fiscal General Diana Salazar las conoce, pero que nos tiene que informar a todos los ecuatorianos, puesto que los autores intelectuales, no pueden quedar en la impunidad, silenciando a los autores materiales de FV.
La demora en receptar las declaraciones y si existen por qué no tenemos certezas en este caso, amparados en una etapa de confidencialidad y secretos absurdos, le da al proceso un blindaje o coraza de impunidad, cuya responsabilidad sin lugar a duda involucran a muchos y a nadie…
El pretender lavarse las manos, en un momento así, cuando durante dos años y más días, por falta de pantalones, carácter, compromiso y liderazgo, miles de ecuatorianos perdieron sus vidas, resulta una mísera limosna, este acto de supuesto sacrificio que han tenido que pagar los destituidos, que seguramente por su propia sobrevivencia se llevarán sus secretos a la tumba, pero que Diana Salazar, no lo puede permitir.
La verdad y nada más que la verdad, es la víctima que todos estos corruptos tienen la obligación de revelar y desnudar.
El llamado a declarar desde Guillermo Lasso Mendoza hacia abajo es una obligación pendiente que la Fiscalía General del Estado, forzosamente debe efectuar, caso contrario como siempre, allí si todo quedará sin comprobar y sentenciar.
Fuente: La nación
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