En Ecuador, la desnutrición crónica infantil (DCI) continúa siendo un desafío humanitario de alto impacto. Según la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil 2023–2024, el 19,3 % de los niños menores de dos años padece esta condición.
Las causas son múltiples, pero entre las más determinantes están el acceso limitado a agua potable segura —presente en apenas el 44 % de los hogares rurales— y la contaminación del agua en 3 de cada 10 viviendas. Estas condiciones afectan directamente el crecimiento físico y cognitivo de los niños durante los primeros años de vida.
Jornadas de intercambio para buscar soluciones
Con este panorama, se llevaron a cabo las I Jornadas de Intercambio sobre Desnutrición Crónica Infantil, un evento organizado por la Universidad Técnica de Ambato (UTA), la Fundación REDNI (Red para la Nutrición Infantil) y la organización ECUARUNARI.
Durante las jornadas, expertos de Ecuador y del extranjero compartieron avances, desafíos y experiencias para enfrentar la DCI de manera integral y sostenible.
MIKUY: tecnología educativa desde y para las comunidades
Uno de los momentos centrales del encuentro fue la presentación de MIKUY, una aplicación móvil que busca prevenir la desnutrición infantil desde el hogar. La herramienta fue desarrollada en colaboración con la Fundación REDNI y comunidades andinas.
Pilar Villena, docente y coordinadora académica de UNIR, explicó que “MIKUY”, que significa “comer” o “alimentarse” en quechua, está diseñada para madres, cuidadores y promotores de salud. Brinda recomendaciones sobre lactancia materna, alimentación complementaria, higiene y acceso al agua segura, siempre con enfoque cultural y contextual.
El desarrollo de la app se basó en un proceso participativo que incluyó a familias, lideresas comunitarias y personal de salud. Esto permitió que los contenidos reflejen las realidades locales y sean útiles incluso en contextos con baja conectividad.
Lactancia materna y ahorro en salud pública
Durante la última jornada del evento, realizada de forma virtual, se destacaron otras estrategias clave. Marta Caballero García, docente investigadora de UNIR, abordó la relevancia de la lactancia materna exclusiva como medida efectiva contra la DCI.
Según sus datos, “por cada dólar invertido en su promoción, se podrían ahorrar hasta 35 dólares en salud y productividad”, lo que refuerza la necesidad de políticas públicas que respalden a las madres, sobre todo en entornos vulnerables.
Intervención social con enfoque integral
Otra de las ponentes, María del Mar Rodríguez, también de UNIR, enfatizó la importancia de adoptar una intervención social integral. “No basta con recursos materiales; se necesita acompañamiento familiar y comunitario, diagnóstico participativo y evaluación constante para lograr resultados sostenibles”, sostuvo.

Participación comunitaria: clave para soluciones duraderas
Una de las ideas más reiteradas durante las jornadas fue la necesidad de construir herramientas junto a las comunidades.
“La tecnología no transforma por sí sola”, señaló Villena. “Cuando el conocimiento se construye con la gente, el impacto es real y duradero”.
La lucha contra la desnutrición crónica infantil exige enfoques integrales donde confluyan ciencia, educación, innovación y participación social, para garantizar un desarrollo saludable desde los primeros años de vida.
Fuente: Diario Opinión
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