Consulta popular: ¿cómo el triunfo del No eleva el riesgo crediticio y la incertidumbre económica en Ecuador?

Consulta popular

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Consulta popular es hoy el punto de partida para entender un escenario económico más complejo en Ecuador. El reciente triunfo del No ha sido interpretado por analistas y agencias de calificación como un golpe adicional a una economía que ya cargaba con elevados niveles de riesgo, poca capacidad de financiamiento y un sistema político frágil. La reacción de los mercados no tardó en reflejar preocupación ante lo que consideran un retroceso en reformas urgentes.

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Prestar dinero al Estado o a empresas ecuatorianas era riesgoso incluso antes del proceso electoral del 16 de noviembre de 2025, lo cual está relacionado con la consulta popular. Los bonos nacionales ya se catalogaban como instrumentos especulativos, lo que implicaba que cualquier cambio político podía aumentar la susceptibilidad del país a una crisis fiscal. El resultado del referéndum profundizó esa sensación de vulnerabilidad.

Fitch Ratings calificó el desenlace como un freno significativo a la capacidad del Gobierno para ejecutar reformas, justo cuando los indicadores fiscales muestran tensión y el acceso a crédito externo es cada vez más limitado. La incertidumbre se traduce en un mayor riesgo de deterioro del perfil crediticio y en la posibilidad de que los inversionistas exijan mayores tasas de interés para financiar proyectos públicos o privados.

Analistas como Sebastián Angulo destacan que el resultado evidenció debilidad política y falta de consensos. Esto incrementa la volatilidad institucional y dificulta la adopción de decisiones estructurales. En un entorno así, Ecuador se expone más a cambios repentinos en los mercados internacionales y a mayores obstáculos para obtener financiamiento.

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En consecuencia de la consulta popular, la pérdida de impulso reformista limita la capacidad de respuesta ante presiones fiscales, lo que puede traducirse en retrasos en medidas correctivas, incremento del déficit y un mayor riesgo de que el país enfrente episodios de inestabilidad macroeconómica.

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Las calificaciones de riesgo crediticio emitidas por Moody’s, Fitch y S&P ubican al Ecuador dentro del grupo de países con alto riesgo de impago. Categorías como Caa3, CCC+ y B- reflejan una vulnerabilidad significativa ante choques externos o tensiones políticas. Tras el referéndum, las agencias advierten que la posición del país podría empeorar si no se recupera la estabilidad y la claridad en la agenda económica. Este desenlace estaba ya vinculado a la consulta popular.

Estas calificaciones son determinantes porque influyen en los costos de los préstamos, en el acceso a mercados internacionales y en las decisiones de inversión. Cada punto adicional de riesgo país encarece los créditos, limita la llegada de capital y reduce la capacidad de generar empleo.

Consecuencias económicas para el país

De acuerdo con observadores financieros, el rechazo a las propuestas gubernamentales en la reciente consulta popular reduce la credibilidad política y complica la ejecución de medidas que podrían aliviar la situación fiscal. Esto genera un ambiente de incertidumbre prolongada y un escenario donde la volatilidad será la norma en los próximos meses.

Los mercados podrían reaccionar con caídas en el precio de los bonos, incremento del riesgo país y restricciones para colocar deuda soberana en condiciones favorables. En un caso extremo, el país podría verse forzado a renegociar nuevamente su deuda externa, como ocurrió en 2020 y 2022.

Un futuro marcado por la incertidumbre

Expertos como Manuel Rivas señalan que, ante la pérdida de apoyo ciudadano a las reformas, se incrementa la probabilidad de que la calificación de riesgo del Ecuador empeore aún más. Esto afectaría no solo al Estado, sino también a las empresas que dependen del financiamiento internacional. La inversión extranjera podría reducirse y la creación de empleo se vería afectada.

El país permanece atrapado en un ciclo donde la falta de reformas profundas perpetúa la inestabilidad y frena el crecimiento económico. Como explica Julio José Prado, las empresas deben enfrentar un entorno volátil que les impide avanzar, relegando la economía a una dinámica de resistencia más que de desarrollo.

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