La violencia volvió a teñir de sangre a la capital. La noche del sábado 30 de agosto, un asalto en un bus urbano que circulaba por la avenida Simón Bolívar dejó una víctima fatal. Pablo V., de 39 años, fue atacado con un arma blanca mientras viajaba junto a su padre en dirección al sector de Chillogallo, al sur de Quito.

El hecho generó conmoción entre pasajeros, vecinos y familiares. Ellos no logran comprender cómo la inseguridad ha alcanzado niveles tan alarmantes dentro del transporte público de la ciudad.
El violento ataque frente a decenas de pasajeros
Testigos relataron que varios delincuentes subieron a la unidad con la intención de despojar a los pasajeros de sus pertenencias. En medio del caos, Pablo intentó proteger a su padre, pero fue apuñalado de manera brutal, quedando gravemente herido frente a todos.
El pánico se apoderó de la unidad. Hombres, mujeres y niños comenzaron a gritar mientras los delincuentes huían. La escena de desesperación obligó al conductor a detener el bus para que la mayoría de pasajeros pudieran descender y ponerse a salvo.
El traslado desesperado y la tragedia confirmada
El chofer del bus, en un acto de solidaridad, decidió llevar de inmediato a Pablo al Hospital Padre Carollo. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos y a la intervención de emergencia, las heridas fueron demasiado graves. La madrugada del domingo 31 de agosto se confirmó su deceso. Esto suma una nueva víctima a la interminable lista de muertes por la ola de delincuencia que azota a Quito.
La impotencia de una familia destrozada
Lo más estremecedor del caso es que Pablo falleció frente a los ojos de su padre. Él lo acompañaba en el bus y presenció cómo su hijo fue atacado sin piedad. La familia, devastada, exige justicia. Reclama que el Estado garantice seguridad en un país donde subirse a un bus se ha convertido en una ruleta rusa.
Vecinos y allegados han manifestado su indignación. Recuerdan a Pablo como un hombre trabajador y querido, que jamás mereció morir de manera tan violenta e injusta.
La respuesta de la Policía y la indignación ciudadana
La Policía Nacional informó que unidades especializadas ya investigan el caso para identificar y capturar a los responsables. Sin embargo, la ciudadanía se muestra incrédula y cansada de las promesas incumplidas de seguridad.
Quito se ha convertido en escenario de constantes asaltos en buses, taxis y calles. Este hecho no solo refleja la vulnerabilidad de los pasajeros. También la ausencia de control efectivo en una de las vías más transitadas y peligrosas de la capital.
Un grito de auxilio en medio del miedo
Los habitantes de Quito sienten que la violencia los rodea en cada esquina. El transporte público, que debería ser un espacio de confianza y movilidad segura, ahora es visto como un lugar de riesgo mortal. El asesinato de Pablo V. es un recordatorio desgarrador de que la inseguridad ha alcanzado niveles insoportables.
La ciudad exige respuestas inmediatas. Pide acciones concretas y resultados visibles, antes de que más familias tengan que llorar la pérdida de un ser querido a manos de la delincuencia.
Quito bajo asedio criminal
El sangriento asesinato de Pablo V. en un bus de la Simón Bolívar es una muestra clara de que la delincuencia no tiene límites. Por lo tanto, la vida de los ciudadanos está en permanente amenaza. La indignación crece, pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿cuántos muertos más se necesitan para que las autoridades actúen con firmeza?
Fuente: Crónica Ecuador
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