Una nueva generación de interfaces cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) está tomando forma en China, donde múltiples compañías tecnológicas y universidades han comenzado a mostrar resultados concretos. Uno de los casos más llamativos es el de StairMed, empresa de Shanghái cuyo implante cerebral permitió a un hombre sin extremidades jugar videojuegos con su mente.
Este avance se enmarca en un crecimiento sostenido en la investigación y desarrollo de BCI en el país asiático, donde el gobierno ha declarado esta tecnología como una prioridad nacional en innovación. Esto ha dado lugar a importantes inversiones tanto públicas como privadas, impulsando un ecosistema científico e industrial cada vez más robusto.
Simplicidad y seguridad
Aunque China comenzó más tarde que Estados Unidos en este campo, ha logrado un progreso veloz. El dispositivo desarrollado por StairMed, por ejemplo, se distingue por ser menos invasivo y más pequeño que el de Neuralink, la empresa fundada por Elon Musk.
Si bien tiene menos electrodos, esto no ha impedido que destaque por su simplicidad quirúrgica y por la seguridad que ofrece. El sistema utiliza sensores ultrafinos que se implantan en la corteza cerebral y transmiten señales de forma inalámbrica.
Ventaja estratégica
Según Yuanning Li, neurocientífico de la Universidad ShanghaiTech, una de las claves del éxito chino es la participación de jóvenes científicos que colaboran estrechamente con la industria. Otro punto a favor es su infraestructura médica y la amplia población, que permite realizar pruebas clínicas a gran escala.
Christian Herff, ingeniero de la Universidad de Maastricht, ha seguido de cerca este crecimiento. Tras organizar una conferencia en Shanghái, destaca la capacidad de los investigadores chinos para mejorar algoritmos de decodificación y la tecnología de implantación.
NEO: restaurar el movimiento
Uno de los dispositivos más avanzados es NEO, una interfaz inalámbrica desarrollada por la Universidad de Tsinghua. Utiliza ocho electrodos colocados sobre la duramadre —la capa externa que recubre el cerebro— para controlar un guante neumático que restaura el movimiento de la mano en personas con parálisis.
El primer paciente recibió el implante en octubre de 2023. Tras casi dos años de uso, ya puede comer y beber por sí mismo. Aunque su resolución no es tan alta como otras sondas más profundas, el sistema destaca por su durabilidad y diseño menos invasivo.
El equipo está integrando chips neuromórficos que imitan el funcionamiento del cerebro, lo cual podría hacer al dispositivo más pequeño, eficiente y rápido.
NeuroXess: comunicación en mandarín
Otra empresa china destacada es NeuroXess, con sede también en Shanghái. En julio de 2024 implantaron un sistema con 256 electrodos sobre la corteza cerebral de una mujer con epilepsia. Tras dos semanas de práctica, la paciente pudo controlar una silla de ruedas y navegar redes sociales mediante señales cerebrales.
En diciembre, el mismo equipo implantó sondas a una mujer con un tumor cerebral que afectaba su lenguaje. En poco tiempo, logró comunicarse en mandarín a una velocidad de 50 palabras por minuto, con apenas 100 milisegundos de retraso.
Es la primera vez que una BCI logra decodificar lenguaje en mandarín en tiempo real. Según Tiger Tao, cofundador de NeuroXess, aún hay margen para mejorar, considerando que una persona promedio habla 150 palabras por minuto.
Comparación internacional
Mientras tanto, en Estados Unidos, un estudio reciente mostró que una persona con grave discapacidad del habla pudo comunicarse e incluso cantar en tiempo real, con solo 10 milisegundos de retraso. El avance se logró gracias a un algoritmo que interpreta fonemas en lugar de palabras completas.
Aunque el desarrollo estadounidense sigue siendo referente, los avances en China se perfilan como una competencia sólida, especialmente en áreas como la miniaturización, eficiencia energética y colaboración multidisciplinaria.
StairMed: primeros ensayos clínicos
El dispositivo de StairMed representa el primer ensayo clínico de una BCI invasiva en China. Implanta 64 sensores más delgados que un cabello humano en la corteza cerebral, conectados a un dispositivo inalámbrico recargable.
El primer paciente pudo controlar videojuegos con precisión, incluyendo uno de carreras y otro de ajedrez. El fundador de la empresa, Zhengtuo Zhao, asegura que la meta es integrar la BCI con tecnologías inteligentes que permitan controlar sillas de ruedas automatizadas, robots y más.

Una nueva frontera tecnológica
China ha demostrado que no solo puede alcanzar a otras potencias en tecnología médica, sino también innovar con soluciones propias y adaptadas a sus necesidades. Los próximos años serán clave para determinar si esta ola de desarrollos se convierte en un estándar global.
Fuente: Wired
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