El concepto de cerdo infinito marca un avance singular en la industria alimentaria contemporánea, pues permite producir grasa real sin sacrificar animales. En un restaurante de California ya se sirve bacon auténtico elaborado a partir de células de un cerdo vivo. El proceso desafía percepciones tradicionales sobre la carne y reabre intensos debates éticos. Aunque suene desconcertante, el producto conserva sabor, textura y composición biológica similares a las del bacon convencional, lo que evidencia el potencial transformador del cultivo celular.
La primera grasa cultivada autorizada en Estados Unidos
La empresa Mission Barns se convirtió en la primera en recibir autorización para comercializar grasa animal cultivada. Su producto recibió la aprobación de la FDA y del USDA, lo que permitió el lanzamiento controlado de la grasa obtenida mediante cultivo temprano. Este avance posiciona al cerdo infinito como una alternativa real a los productos tradicionales. Hasta ahora, únicamente UPSIDE Foods y GOOD Meat habían logrado aprobaciones, pero enfocadas exclusivamente en pollo cultivado.
La grasa de cerdo infinito permite crear bacon, salchichas, albóndigas o salami utilizando células que siguen perteneciendo a un animal vivo. La muestra proviene de Dawn, una cerda Yorkshire que habita en un santuario de Nueva York. La biopsia se toma sin dolor, y sus células grasas se cultivan en un biorreactor. Allí se adhieren a una estructura porosa que replica el tejido natural. Tras dos semanas, se obtiene grasa auténtica que se combina con proteínas vegetales para reproducir texturas conocidas.

El debate ético alrededor del cerdo infinito
La llegada del cerdo infinito ha abierto un profundo debate ético. Muchos estudios señalan que los cerdos poseen altas capacidades cognitivas y comportamientos sociales complejos. Por ello, para algunos vegetarianos, la eliminación del sacrificio animal supone una alternativa moralmente válida. Sin embargo, otros argumentan que la carne cultivada sigue siendo carne, por lo que no encajaría con los principios que motivaron su dieta.
Una carrera global hacia la carne cultivada
Aunque el cerdo infinito nació en Estados Unidos, la carrera por la carne cultivada es global. Japón, Países Bajos y España desarrollan proyectos propios, como la planta de BioTech Foods en San Sebastián, que busca operar en 2032. No obstante, el principal obstáculo es regulatorio, ya que la EFSA aún no ha autorizado la venta de carne cultivada en Europa.
Mientras tanto, Dawn continúa su vida en el santuario, ajena a su papel en esta revolución alimentaria. Su existencia simboliza un cambio sin precedentes: obtener carne sin modificar la vida del animal. La gran incógnita es si la sociedad aceptará que la carne del futuro pueda crecer en un biorreactor.
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