Un grupo de científicos de la Universidad de Nagoya, en Japón, descubrió un mecanismo inesperado por el cual los macrófagos —células inmunitarias encargadas de eliminar amenazas— terminan, sin querer, promoviendo el crecimiento de tumores.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, observó cómo los macrófagos reaccionan al detectar células cancerosas moribundas dentro de los tumores. En lugar de frenar el cáncer, su acción dispara una cadena de señales que acelera su desarrollo.
El papel clave de las células moribundas
Cuando las células cancerosas comienzan a morir, muestran señales que los macrófagos interpretan como una orden para actuar. Estos las consumen en un proceso llamado fagocitosis. Pero lejos de ser el final del problema, esto desencadena una reacción en cadena.
Usando moscas de la fruta como modelo, los investigadores encontraron que la fagocitosis activa la producción de citocinas —proteínas que regulan la inflamación y el crecimiento celular— que luego estimulan a las células cancerosas restantes a seguir creciendo.
Un ciclo peligroso de señales
El estudio identificó una proteína clave: Upd3, similar a la IL-6 humana. Esta citocina, producida por los macrófagos al ingerir células moribundas, activa proteínas JAK y STAT en células cancerosas vivas. Estas proteínas, normalmente involucradas en la reparación de tejidos, son secuestradas por las células malignas para potenciar su crecimiento.
Lo más sorprendente: las propias células cancerosas empiezan a generar más Upd3, creando un círculo vicioso que intensifica la actividad tumoral.
Microscopía en tiempo real para observar el proceso
Para seguir el comportamiento de estas células, los científicos crearon tumores diminutos en los ojos de las moscas y los observaron en tiempo real con marcadores fluorescentes. Manipularon genes y proteínas para medir cómo cambiaba el crecimiento del tumor al alterar la actividad de los macrófagos y las citocinas.
Los resultados fueron contundentes: si se impedía que los macrófagos ingirieran células moribundas o se bloqueaba la producción de Upd3, el crecimiento tumoral se reducía significativamente.
¿Es siempre buena la inmunidad activa?
Estos hallazgos cuestionan la creencia de que siempre es beneficioso aumentar la actividad inmunitaria en terapias contra el cáncer. Si bien muchas estrategias buscan potenciar la fagocitosis, este estudio muestra que, en algunos casos, eso puede tener el efecto opuesto.

Implicaciones más allá de las moscas
El mecanismo descubierto podría aplicarse también a los seres humanos. “Las vías moleculares entre las moscas de la fruta y los humanos están preservadas evolutivamente”, explica el profesor Shizue Ohsawa, autor principal del estudio. Esto podría ayudar a entender por qué ciertos tumores siguen creciendo a pesar de una alta tasa de muerte celular.
“Comprender esta interacción entre los macrófagos y las células cancerosas moribundas”, concluye, “podría conducir a nuevas formas de tratamiento más efectivas contra el cáncer”.
Fuente: Infosalus
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