Un regreso con identidad propia
La primera de las cuatro noches de Cazzu en el Movistar Arena, el 13 de septiembre, se vivió como un hecho irrepetible. No fue simplemente un retorno a los escenarios, sino el inicio de una etapa que ella bautizó como Latinaje. Lejos de ser un show convencional, se trató de un relato artístico dividido en cuatro actos donde lo íntimo se fundió con lo colectivo, lo ancestral con lo urbano y lo visceral con lo simbólico.
Una experiencia teatral y musical
Desde el comienzo, a las 21 horas en punto, quedó claro que Cazzu no buscaba repetir fórmulas. Durante casi dos horas, la artista jujeña transformó el Movistar Arena en un escenario que combinó música, visuales, teatralidad y emoción. Cada acto fue concebido como un capítulo de un libro, con su propia atmósfera y mensaje, sin espacios de relleno. Todo se articuló de manera precisa para dar forma a una experiencia inmersiva.

El inicio: vulnerabilidad y crudeza
El primer acto abrió con temas cargados de intensidad como Ódiame, Sobre mi tumba, Me tocó perder y Piensame. La puesta en escena fue austera, con luces tenues que dejaron todo el protagonismo en la voz de Cazzu. Esta elección marcó un inicio confesional y honesto, donde lo emocional pesó más que cualquier artificio.
El giro hacia la fuerza colectiva
En el segundo acto, la atmósfera cambió. La energía subió con Mala Suerte, Dolce y Engreído, junto a un medley de clásicos como Nena Trampa, Jefa, Miedo y Loca. Todos fueron reinterpretados bajo la sonoridad de Latinaje, con un carácter más oscuro y maduro. La artista mostró control absoluto, manteniendo la intensidad sin perder cercanía con el público.
Las raíces en primer plano
El tercer acto fue el más simbólico. Cazzu recuperó la esencia del norte argentino con canciones como La Cueva, Inti, Pobrecito mi Patrón, Copla y Viva Jujuy. Acompañada por 14 músicos en escena, rindió homenaje a su tierra y a sus raíces. Este segmento fue un puente entre tradición y modernidad, demostrando que lo folclórico y lo urbano pueden convivir sin contradicciones.
Un cierre de explosión y libertad
El último acto desató la fiesta con temas como Una loca enamorada, Peliculeo, Tú y tú, Con otra y Menú degustación. Con un despliegue visual, luces y vestuario impactante, Cazzu cerró el espectáculo con energía, sensualidad y comunión absoluta con su público.
Más que un show: una declaración artística
Latinaje no es solo un concierto, es una obra con narrativa propia. Cazzu se mostró auténtica, sin poses ni maquillajes, abrazando sus contradicciones y raíces. Su propuesta refleja una madurez artística que redefine la música urbana en español.
Las próximas fechas en el Movistar Arena son el 14 y 15 de septiembre y el 1 de noviembre, donde el público tendrá nuevas oportunidades de sumergirse en esta experiencia sensorial única.
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