¿Debe un adulto seguir consumiendo leche diariamente? Esta pregunta genera uno de los debates más intensos en nutrición moderna. Mientras algunos expertos defienden beber leche en adultos por sus beneficios nutricionales, otros cuestionan su necesidad real en la dieta.
La controversia sobre beber leche en adultos trasciende la simple nostalgia infantil. De Harvard al CIBEROBN, pasando por especialistas en nutrición, los argumentos científicos se dividen entre quienes la consideran esencial y quienes la ven como prescindible.
La ciencia respalda el consumo controlado
La doctora Rosa María Ortega, de la Universidad Complutense de Madrid, defiende claramente esta posición: «Prescindir de los lácteos sin justificación es un error. Es difícil lograr el aporte de algunos nutrientes adecuados sin tomar lácteos».
La leche aporta proteínas de excepcional calidad biológica. Su composición incluye 80% de caseína de absorción lenta y 20% de suero lácteo de absorción rápida. Esta combinación garantiza un suministro constante de aminoácidos esenciales para el organismo adulto.
Según Healthline, la leche proporciona 18 de los 22 nutrientes esenciales, incluyendo calcio, fósforo, potasio y vitaminas A y B12. Además, estudios vinculan su consumo con mayor control del apetito, prevención de diabetes tipo 2 y beneficios cardiovasculares.
Beneficios específicos para adultos activos
La dietista Vedika Premani destaca que beber leche en adultos sigue siendo efectivo contra la osteoporosis y la pérdida de masa ósea. Un vaso diario puede marcar diferencias significativas en la salud ósea a largo plazo.
Para personas físicamente activas, la dietista Sara Langnas recomienda la leche como bebida de recuperación post-ejercicio. Su combinación de proteínas e hidratos de carbono optimiza la recuperación muscular tras entrenamientos intensos.
Los argumentos en contra preocupan
Sin embargo, no todos los expertos mantienen entusiasmo hacia beber leche en adultos. Los investigadores del CIBEROBN documentaron una asociación preocupante: el alto consumo de leche entera se relacionó con mayor deterioro cognitivo en adultos con riesgo cardiovascular.
Curiosamente, esta asociación negativa no aparecía con lácteos bajos en grasa, yogur o queso. La diferencia sugiere que el problema podría residir específicamente en la leche entera y su contenido graso.
Factores genéticos y culturales determinantes
Giuseppe Russolillo y Leticia López subrayan que la respuesta al debate depende significativamente de factores genéticos y culturales. En Europa, siglos de consumo lácteo han reducido la prevalencia de intolerancia a la lactosa.
No obstante, para personas con alergia o intolerancia comprobada, beber leche en adultos resulta contraproducente. En estos casos, las alternativas vegetales enriquecidas pueden cubrir necesidades nutricionales similares.
Conclusión equilibrada sobre el debate
La evidencia científica actual sugiere que beber leche en adultos puede ser beneficioso cuando se consume con moderación y se adapta a las características individuales. La clave está en evaluar la tolerancia personal, las necesidades nutricionales específicas y optar por versiones bajas en grasa cuando existan factores de riesgo cardiovascular.
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