Un viraje estratégico: el Gobierno de Noboa enfría su propuesta de Asamblea Constituyente
Después de meses impulsando la Asamblea Constituyente como el camino para redactar una nueva Carta Magna, el Gobierno de Daniel Noboa ha modificado súbitamente su discurso. La propuesta, reiterada desde finales de 2024 y afianzada durante la segunda vuelta de 2025, fue relegada por el ministro de Gobierno, José De La Gasca, en una reciente entrevista.

De primer plano a opción extrema: la reevaluación oficial
Aunque De La Gasca aclaró que la Asamblea Constituyente no ha sido descartada por completo, dejó claro que ya no ocupa el centro de la agenda gubernamental. “Hay que medir los tiempos políticos”, advirtió, sugiriendo que otras vías de reforma —como enmiendas y reformas parciales— ahora gozan de mayor prioridad. Esta recalibración se presenta como una reacción a factores políticos y jurídicos, especialmente tras una sentencia de la Corte Constitucional.
La Asamblea Constituyente como herramienta electoral
Según expertos, el discurso en torno a la Asamblea Constituyente funcionó como un globo de ensayo. Caroline Ávila, académica en comunicación política, considera que esta idea sirvió más como recurso electoral que como intención concreta. La propuesta fue útil para mantener el debate público y canalizar apoyos durante la campaña, aunque nunca existió una hoja de ruta detallada.
Riesgos políticos y cálculo institucional
Marcelo Espinel, subdirector de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, sostiene que retroceder en la Asamblea Constituyente es también un intento por preservar el capital político de Noboa. El proceso requería ir a tres elecciones, lo cual implicaba riesgos innecesarios en un contexto económico y político delicado.
Además, con el control del Consejo de Participación Ciudadana y la Asamblea Nacional, el Gobierno no necesita una Asamblea Constituyente para avanzar con sus reformas clave. Espinel enfatiza que “convocar a una Constituyente, en estas condiciones, es una maniobra costosa e innecesaria”.
Consideraciones económicas y jurídicas
El exasambleísta Héctor Muñoz señala que el contexto no favorece una Asamblea Constituyente. La incertidumbre jurídica que generaría podría ahuyentar inversión y afectar la estabilidad económica. También indica que las reformas planteadas hasta ahora pueden canalizarse mediante mecanismos menos disruptivos, como reformas parciales o enmiendas constitucionales.
Correlación de fuerzas y momento legislativo
La reciente conformación de la nueva Asamblea Nacional también influye. Aunque el Gobierno consolidó mayoría parlamentaria, no logró los votos necesarios para impulsar una Asamblea Constituyente. Caroline Ávila considera que esto marcó el punto de inflexión. “Si realmente tuviera los votos, no habría perdido la oportunidad”, asegura. En cambio, se ha apostado por activar proyectos de ley directamente desde la Asamblea.
Narrativa controlada y consecuencias electorales
A pesar del giro discursivo, la falta de coherencia con la propuesta original parece no afectar al presidente. Para Espinel, la percepción pública ha sido moldeada con eficacia. La mayoría de votantes interpreta que la Asamblea Constituyente ya no es necesaria gracias a la nueva correlación de fuerzas. “El Gobierno ha logrado reposicionarse como prudente y eficiente”, concluye.
Conclusión: ¿Adiós definitivo a la Asamblea Constituyente?
Aunque el Gobierno no descarta formalmente la Asamblea Constituyente, todo indica que la prioridad se ha desplazado. La combinación de riesgos políticos, condiciones económicas adversas y mayorías legislativas favorables hacen que esta propuesta pierda vigencia práctica. Por ahora, el discurso presidencial apuesta por la eficiencia legislativa antes que por una refundación constitucional.
Fuente: DIARIO EXPRESO
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