Un reciente análisis satelital de Amazon Mining Watch revela que la minería ilegal ha destruido más de dos millones de hectáreas de bosques en la Amazonía de Ecuador, Perú y Bolivia. Esta extensión equivale al tamaño de El Salvador. Las consecuencias incluyen deforestación masiva, contaminación del agua, pérdida de biodiversidad y violencia contra las comunidades locales.
Perú: el río Nanay bajo asedio
La cuenca del río Nanay, en la Amazonía peruana, se encuentra gravemente amenazada. La presencia de dragas utilizadas para la extracción ilegal de oro continúa en aumento, a pesar de los operativos de interdicción.
Las imágenes satelitales y terrestres muestran embarcaciones de gran tamaño instaladas a lo largo de la ribera. La erosión de los márgenes del río, así como el riesgo para las poblaciones que se oponen a esta actividad, crecen a diario.
Bolivia: la , de Tucabaca cercada
En Bolivia, la reserva de Tucabaca —una de las áreas protegidas más importantes del departamento de Santa Cruz— enfrenta múltiples amenazas. La minería ilegal, los avasallamientos y la construcción sin autorización de un puente por parte de colonias menonitas ponen en peligro su ecosistema.
En el terreno se observan residuos de árboles calcinados y montones de cenizas en suelos deforestados. Comuneros denuncian la reducción del caudal del río Tucabaca a raíz de estas actividades.
Ecuador: violencia y minería en expansión
En Ecuador, la situación en la zona minera de Punino encendió las alarmas tras el asesinato de 11 militares. El ataque, atribuido al grupo armado Comandos de la Frontera, evidencia cómo la minería ilegal ha generado un escenario de violencia.
Desde el aire, las fotografías muestran piscinas de procesamiento de oro, maquinaria pesada y campamentos ilegales, especialmente en la cuenca del río Santiago. Las comunidades indígenas locales enfrentan amenazas directas a su seguridad y territorio.
Una amenaza regional
Raphael Hoetmer, de Amazon Watch, advierte que “la minería ilegal es apoyada por acciones y omisiones desde la institucionalidad política y promovida desde los mecanismos del mercado global”. Este fenómeno ha alcanzado también al río Caquetá, en Colombia, y al río Puré, dentro de un área protegida, donde operan dragas desde al menos 2022.

Comunidades en resistencia: una lucha desigual
A lo largo de la Amazonía, líderes comunitarios, organizaciones ambientales y pueblos indígenas intentan frenar el avance de la minería ilegal. Sin embargo, muchos enfrentan amenazas, persecución e incluso violencia letal.
En el río Santiago, Ecuador, las comunidades achuar han documentado la presencia de maquinaria pesada y balsas mineras que operan sin permisos. Denuncian que la actividad ha contaminado sus fuentes de agua y desplazado fauna vital para su subsistencia.
Fuente: Mongabay
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