El país enfrenta una emergencia sin precedentes por erosión del río Coca y paralización de oleoductos
Ecuador atraviesa una crisis energética de magnitud crítica. El 13 de julio de 2025, la Agencia de Regulación y Control de Energía (ARCH) informó que las tres principales refinerías del país —Esmeraldas, Shushufindi y La Libertad— registraban cero disponibilidad de crudo. Esta situación, inédita en la historia reciente del país, se produjo luego del cierre forzado de los oleoductos SOTE y OCP, consecuencia directa del agravamiento de la erosión regresiva del río Coca.

Este fenómeno geológico, intensificado por la construcción de la hidroeléctrica china Coca Codo Sinclair, ha obligado a suspender el transporte de petróleo desde la Amazonía hacia la costa. Como resultado, la producción nacional de crudo ha colapsado. Según datos publicados por Primicias el 12 de julio, Petroecuador apenas produjo 39.133 barriles diarios, lo que representa una reducción del 89% respecto a los 369.598 barriles producidos a inicios de mes.
Gobierno niega desabastecimiento total
Pese a los reportes técnicos alarmantes, el Ejecutivo ecuatoriano ha intentado minimizar la situación. Carolina Jaramillo, vocera presidencial, declaró el 14 de julio que “sí hay stock disponible”, aunque admitió la paralización parcial de la producción. Esta contradicción con los datos oficiales pone en evidencia tensiones internas sobre el manejo de la emergencia.
La diferencia entre el discurso gubernamental y los datos técnicos revela una compleja situación institucional. Mientras ARCH informa de la paralización casi total, Carondelet insiste en que el país aún cuenta con reservas. No obstante, expertos advierten que el país enfrenta una amenaza sistémica al suministro energético.
La hidroeléctrica china Coca Codo Sinclair: origen de la erosión regresiva
Los orígenes de esta crisis están profundamente vinculados con la hidroeléctrica china Coca Codo Sinclair. Desde su inauguración, esta megaobra construida por la empresa Sinohydro ha generado severos impactos geomorfológicos. El embalse alteró el equilibrio sedimentario del río Coca, lo cual ha incrementado la erosión de manera alarmante. De acuerdo con Carolina Bernal, investigadora de la Escuela Politécnica Nacional, el fenómeno ya ha socavado más de 70 metros del lecho del río.
Bernal advirtió en 2024 que la central, diseñada para operar durante 50 años, probablemente no superará los 15 años de vida útil. A estos problemas estructurales se suman las interrupciones constantes provocadas por el exceso de sedimentos. Durante los años 2024 y 2025, se han registrado múltiples apagones a causa del cierre obligatorio de compuertas.
Irregularidades de Sinohydro y advertencias internacionales
Un informe confidencial de 2022 reveló que Sinohydro conocía, desde 2012, de más de 8.000 fisuras en los distribuidores de turbinas de la planta, pero no notificó a las autoridades. Esta omisión agravó aún más la situación.
Desde 2020, organismos internacionales como el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. (USACE) han intervenido para colaborar con soluciones técnicas. En palabras de Adriel McConnell, del USACE, “lo que sucede en el río Coca es un desafío sin precedentes a nivel mundial”.
En febrero de 2024, siete científicos de agencias federales estadounidenses y de la Corporación Eléctrica del Ecuador publicaron un estudio donde advierten que el reajuste del cauce fluvial constituye “un desastre natural altamente inusual que amenaza infraestructura crítica y seguridad energética”.
Un modelo energético insostenible
La emergencia energética en Ecuador evidencia la fragilidad del modelo de infraestructura impuesto en la última década. La dependencia del petróleo como pilar de la economía nacional, combinada con decisiones técnicas y políticas deficientes —como la ejecución de la hidroeléctrica china Coca Codo Sinclair—, ha desencadenado una cadena de consecuencias que comprometen la estabilidad energética, económica y ambiental del país.
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