La próxima gran crisis de los chips podría comenzar antes de 2035
Una nueva crisis de los chips se perfila en el horizonte, y esta vez el problema no está en Asia ni en la demanda, sino en los recursos naturales. Según un informe de PricewaterhouseCoopers (PwC), el acceso limitado al cobre y al agua podría reducir un tercio del suministro global de semiconductores en los próximos diez años.
El cobre, esencial en la industria de semiconductores
El cobre es un metal indispensable para la producción de chips. Su uso en interconexiones, placas de circuito impreso y cableado es clave por su alta conductividad eléctrica y térmica, así como por su resistencia a la corrosión. Sin embargo, para extraer 19 kilos de cobre, se requieren 1.600 litros de agua. Esta cifra, proporcionada por la organización científica CSIRO, revela una dependencia preocupante en un contexto de creciente escasez hídrica.

La amenaza de las sequías y el cambio climático
El informe de PwC advierte que si las condiciones climáticas actuales persisten, la minería de cobre será una de las actividades más afectadas por las sequías prolongadas. Esto impactaría directamente en la industria de los chips, que ya consume 28 millones de toneladas de cobre al año, cifra que seguirá aumentando. Si no se toman medidas urgentes, la producción de semiconductores podría caer hasta un 58% para 2050.
Una crisis que podría afectar toda la cadena tecnológica
El cobre desplazó al aluminio en la industria gracias a sus propiedades superiores. Sin embargo, su capacidad para filtrarse en el silicio representó un desafío importante. IBM solucionó este problema en 1998 al desarrollar un revestimiento protector para evitar la difusión del cobre en el silicio, técnica que hoy es estándar en la fabricación de chips.
No obstante, ni la mejor tecnología puede funcionar sin insumos básicos. La falta de agua y cobre no solo comprometerá el futuro de los chips, sino también el desarrollo de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, el 5G o los ordenadores cuánticos. Esta crisis, alimentada por el cambio climático, exige atención inmediata si se quiere mantener la estabilidad en el suministro de semiconductores a nivel mundial.
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