Una pausa que paraliza sueños
Nueva York, Nueva Jersey. Martha aún conserva el papel donde anotó la fecha del vuelo: 10 de diciembre de 2024, 7:10 p. m., llegada a Nueva York. La pausa migratoria en EE.UU. hizo que aquella noche su hijo aterrizara tras casi un año de espera bajo el programa Family Reunification Parole. Este mecanismo fue creado en 2023 por la administración del expresidente Joe Biden. En la terminal, lo abrazó con la esperanza de que ese gesto pudiera reparar casi cinco años de separación. Por un instante, creyó que comenzaba una nueva etapa.

Sin embargo, la pausa migratoria en Estados Unidos deja en el limbo a familias ecuatorianas con parole aprobado, truncando planes largamente esperados.
Esfuerzos diluidos por la espera
Desde su cocina en Elizabeth, Nueva Jersey, Martha recuerda cada sacrificio hecho para lograr el reencuentro: jornadas laborales extenuantes, la venta de su motocicleta en Quevedo, el cierre de una tienda familiar, préstamos con altos intereses. “Nos dijeron que podría trabajar, que todo estaba en regla… ahora no sabemos nada”, lamenta. Su hijo de 22 años no puede estudiar ni trabajar legalmente. “Es duro verlo así”, admite. Su voz revela una mezcla de angustia e impotencia.
La pausa migratoria en Estados Unidos deja en el limbo a familias ecuatorianas con parole aprobado, aun cuando no ha existido una revocatoria formal del programa. En febrero de 2025, el USCIS comenzó a retrasar la aprobación de permisos laborales, renovaciones y ajustes de estatus, sin emitir explicaciones claras.
Entre la ilusión y la incertidumbre
Rodrigo, residente en Queens desde 2012, intentó traer a su hija mediante el mismo programa. Aunque el parole sigue vigente, su trámite está paralizado desde hace meses. “Cumplimos con todo. Hoy permanece a la espera, atrapada entre la ilusión y el silencio”.
Este patrón se repite. La pausa migratoria en Estados Unidos deja en el limbo a familias ecuatorianas con parole aprobado, empujándolas hacia la incertidumbre jurídica y económica.
Consecuencias humanas y estructurales
Según organizaciones como La Casa de Don Pedro, estas demoras no solo son fallos administrativos, sino violaciones éticas. “Al suspender permisos de trabajo, se expone a personas legalmente admitidas a condiciones de vulnerabilidad y explotación”, advierten. El impacto económico también es sustancial: miles de trabajadores potenciales sin poder contribuir al sistema, en un contexto que ya enfrenta retos laborales.
Mientras tanto, en ciudades como Nueva York, Chicago y Washington D.C., crecen las manifestaciones contra las demoras migratorias. Las familias insisten en ser escuchadas. Porque hoy, la pausa migratoria en Estados Unidos deja en el limbo a familias ecuatorianas con parole aprobado, pero también pone en tela de juicio el cumplimiento de un derecho básico: la reunificación familiar con dignidad y sin dilaciones arbitrarias.
Fuente: PRIMICIAS
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