Un encuentro bilateral con alto contenido geopolítico
Los acercamientos entre Ecuador y China han cobrado renovado protagonismo con la prevista reunión entre los presidentes Daniel Noboa y Xi Jinping. Esta se llevará a cabo el 27 de junio de 2025. Aunque ya no se trata del vínculo financiero dominante que se consolidó durante el gobierno de Rafael Correa, este nuevo ciclo bilateral apunta a temas de cooperación más diversos y estratégicos. La relación ha evolucionado, ganando densidad en materia de inversiones, comercio y energía. Esto refleja una reconfiguración diplomática ante un entorno global cada vez más competitivo.

Comercio exterior: eje fundamental del vínculo bilateral
En la actualidad, los acercamientos entre Ecuador y China están marcados por un tratado comercial en vigencia desde mayo de 2024. Este acuerdo ha permitido consolidar a China como el segundo mayor socio no petrolero del país. Destaca especialmente en exportaciones como el camarón. En el primer trimestre de 2025, esta exportación representó el 39% del valor total exportado. Esta dinámica convierte al gigante asiático en un mercado prioritario para Ecuador. Especialmente en un contexto donde la guerra comercial entre Estados Unidos y China obliga a países como Ecuador a manejar sus alianzas con gran cautela.
No obstante, como bien señala el exviceministro Fabián Carrillo, el gobierno de Noboa debe ser estratégico. Esto para que los acercamientos entre Ecuador y China no interfieran negativamente con sus relaciones comerciales con Estados Unidos.
Energía y minería: sectores clave para atraer inversión
Otro eje de los acercamientos entre Ecuador y China es la inversión extranjera directa, especialmente en minería y petróleo. En 2024, la inversión china alcanzó los USD 117 millones, destacando la participación de empresas como Ecuacorriente, operadora de la mina de cobre Mirador. Esta compañía prevé desarrollar una segunda fase del proyecto, Mirador Norte, con una inversión de USD 652 millones. Sin embargo, existen controversias, como la suspensión de la construcción de una hidroeléctrica inicialmente comprometida, lo cual retrasa la ampliación del proyecto.
De forma paralela, la empresa CRCC-TONGGUAN explora el yacimiento de cobre Panantza San Carlos. Esto demuestra la creciente apuesta de China por la minería ecuatoriana. Estos hechos consolidan a Beijing como un actor clave en sectores estratégicos. Aunque persisten tensiones por la propuesta de nuevas tasas fiscales al sector minero, los acercamientos entre Ecuador y China podrían contribuir a negociar soluciones viables que no desincentiven la inversión.
El financiamiento: una opción ante restricciones del mercado global
Pese a contar con respaldo de organismos multilaterales como el FMI, Ecuador enfrenta limitaciones para acceder a créditos en mercados internacionales. Esto se debe a un riesgo país de 855 puntos. Por tanto, los acercamientos entre Ecuador y China emergen como una alternativa pragmática para cubrir las necesidades de financiamiento del Estado.
Según Carrillo, China podría ofrecer nuevos préstamos, especialmente para proyectos de obra pública, una práctica con antecedentes sólidos en administraciones anteriores. No obstante, se debe evitar repetir errores del pasado, como contratos poco transparentes o con condiciones onerosas. En este sentido, el gobierno de Noboa tiene la responsabilidad de reconstruir la relación financiera bilateral sobre bases más técnicas y fiscalizables.
Infraestructura y conflictos legales: puntos pendientes en la relación
Uno de los temas más delicados en los acercamientos entre Ecuador y China son los arbitrajes por obras públicas defectuosas. Tal es el caso de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, construida por Sinohydro. Celec, la empresa estatal ecuatoriana, mantiene una demanda internacional por más de USD 580 millones debido a fallas estructurales. Estas fallas afectan el rendimiento de la central.
La posibilidad de que una empresa china opere esta hidroeléctrica podría ser una solución negociada dentro del marco de los nuevos diálogos bilaterales. Sin embargo, este escenario exige acuerdos más rigurosos, con mecanismos que aseguren una mayor responsabilidad contractual por parte de las empresas chinas involucradas.
Una relación en transformación
En definitiva, los acercamientos entre Ecuador y China reflejan una relación que ha dejado atrás su dependencia de la deuda, para transitar hacia una cooperación más amplia, aunque no exenta de complejidades. Esta transformación debe ser gestionada con una visión estratégica, que reconozca tanto las oportunidades como los riesgos. Esto permitiría a Ecuador diversificar su inserción internacional sin renunciar a la transparencia ni a su soberanía económica.
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