La ausencia de Ecuador en las grandes giras musicales internacionales se ha vuelto cada vez más evidente. Artistas de renombre mundial como Shakira, Bad Bunny o Dua Lipa han anunciado espectáculos en países vecinos, como Colombia, Perú o Chile. Sin embargo, omiten al país andino en sus itinerarios. Aunque la demanda del público ecuatoriano existe, hay factores estructurales y económicos que limitan la inclusión de Ecuador en estos grandes eventos.

A continuación, se analizan las tres razones principales que explican esta exclusión, según el criterio de expertos del sector musical.
Un modelo de negocio que no favorece al promotor local
El negocio de la música ha cambiado radicalmente en los últimos años. Antes, los artistas internacionales eran contratados mediante un pago fijo. Esto permitía a los promotores locales asumir ciertos riesgos con un margen de ganancia previsible. Sin embargo, este sistema ha sido reemplazado por un modelo basado en reparto de utilidades. En este modelo, los músicos exigen un porcentaje significativo de las ganancias brutas del espectáculo.
De acuerdo con el productor Emilio Mejía, en algunos casos los artistas solicitan hasta un 90% de las ganancias. Esto deja apenas el 10% para el organizador ecuatoriano. Este esquema obliga a que los eventos se realicen únicamente en escenarios capaces de garantizar una alta venta de entradas. Sin embargo, en Ecuador resulta difícil debido a la capacidad limitada de sus recintos.
El productor y músico Diego Eivar resalta que bandas como System of a Down o AC/DC priorizan países. Ellos eligen lugares donde pueden lograr un sold out en pocos días. Esto implica tener estadios grandes y una logística ágil. Por ello, prefieren plazas como Argentina o Colombia.
Infraestructura insuficiente para espectáculos de gran escala
Uno de los mayores obstáculos para traer giras internacionales a Ecuador es la limitada capacidad de sus estadios y recintos. Los espacios más grandes, como el Estadio Olímpico Atahualpa en Quito o el Modelo Alberto Spencer en Guayaquil, tienen una capacidad máxima de aproximadamente 30 000 personas.
En comparación, otros países de la región ofrecen estadios con el doble de capacidad. Ejemplos son el Estadio Nacional de Lima o el Atanasio Girardot de Medellín. Esto les permite vender más entradas y aumentar significativamente la rentabilidad del evento.
Este desbalance hace que Ecuador pierda competitividad frente a otros destinos latinoamericanos cuando se trata de ser parte de un circuito de conciertos global.
Deficiencias técnicas y logísticas en los recintos
Más allá de la capacidad, existe otro elemento crítico: la adecuación técnica de los estadios y escenarios ecuatorianos. Muchos de estos espacios no han sido actualizados desde su construcción y carecen de los requerimientos mínimos que demandan las producciones modernas.
Un caso ilustrativo ocurrió durante un festival de rock en Quito. Fue necesario ingresar más de 210 toneladas de equipos por una sola puerta de acceso. Esta experiencia refleja las dificultades operativas que enfrentan los equipos de producción internacional. Ellos suelen manejar cronogramas ajustados y requieren montajes rápidos, seguros y eficientes.
A esto se suman los trámites logísticos como permisos aduaneros temporales para el ingreso de equipos técnicos. Este proceso puede tomar varios días, y las productoras prefieren países que, además de ofrecer facilidad logística, garanticen un mayor retorno de inversión.
La exclusión de Ecuador de las grandes giras musicales no es una cuestión de falta de interés del público. Más bien es el resultado de una combinación de factores estructurales, económicos y logísticos. El país necesita replantear su infraestructura de espectáculos. También debe generar políticas de incentivo a la industria musical si desea recuperar su lugar en el mapa de los grandes conciertos.
Fuente: COMERCIO
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