Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), la deuda mundial ha experimentado un aumento alarmante en los primeros nueve meses del año, alcanzando un total de casi US$ 323 billones. Este incremento, que supera los US$ 12 billones, se debe principalmente a la caída en los costos de endeudamiento y al creciente apetito por asumir más riesgos, tanto por parte de gobiernos como de empresas.
Un aumento notable: el tercer trimestre de 2023
El incremento registrado en el tercer trimestre de 2023 fue el tercero más grande de la historia. Solo los aumentos ocurridos en el segundo y cuarto trimestre de 2020, durante la pandemia de Covid-19, fueron más significativos. Este dato subraya la magnitud de la expansión de la deuda, en un contexto global de creciente incertidumbre económica.
El ratio deuda/PBI se acerca al 326%
En términos relativos, el ratio deuda Producto Bruto Interno (PBI) mundial ha alcanzado un preocupante 326%. Si bien este porcentaje es menor que el pico histórico alcanzado durante la pandemia, sigue siendo extremadamente elevado. En particular, la deuda de los mercados emergentes ha superado un récord de US$ 105 billones, representando el 245% de su PBI. Este aumento resalta las crecientes dificultades de los países más vulnerables para manejar sus cargas financieras.
Proyecciones preocupantes: la deuda podría seguir creciendo
De cara al futuro, las perspectivas no son menos alarmantes. Los especialistas anticipan que, debido a los grandes déficits presupuestarios de muchos países, la deuda mundial podría aumentar aún más, alcanzando un 30% adicional para 2023, lo que implicaría un total cercano a los US$ 130 billones. La necesidad de asumir más deuda, combinada con los desafíos fiscales y económicos globales, podría generar un escenario aún más incierto.
Factores de riesgo y presión sobre las finanzas públicas
Las crecientes tensiones comerciales y las interrupciones en las cadenas de suministro son factores que amenazan el crecimiento económico mundial. Esto aumenta la probabilidad de que se presenten miniciclos de auge y caída en los mercados de deuda soberana. A medida que resurgen las presiones inflacionarias, también se ajustan las finanzas públicas, lo que podría agravar aún más las dificultades para gestionar la deuda global. Los especialistas advierten que el aumento en los costos de los intereses podría acentuar las tensiones fiscales, complicando la gestión de la deuda a nivel mundial.
El impacto de las políticas climáticas sobre la deuda global
Las metas de reducción de emisiones globales, que son ahora una prioridad internacional, podrían aumentar la carga sobre la deuda mundial. El IIF calcula que cumplir con los objetivos de emisión de carbono sumaría US$ 38 billones adicionales para 2028. Además, con un alto volumen de amortizaciones de deuda programadas para 2025 y 2026, especialmente en mercados emergentes, la volatilidad podría crecer considerablemente. Esto pondría en riesgo la estabilidad de los bonos soberanos, dejando a varios países expuestos a cambios bruscos en el sentimiento de los inversores, lo que podría generar una crisis de liquidez.
Conclusión: una gestión cada vez más difícil de la deuda
En conclusión, el panorama de la deuda mundial es profundamente preocupante. Los riesgos fiscales y financieros asociados con este creciente endeudamiento global requieren una atención urgente. A medida que la deuda sigue aumentando, la capacidad de los gobiernos para manejar sus compromisos financieros se ve cada vez más restringida, lo que plantea desafíos sustanciales para la estabilidad económica global.
Más noticias:
Heineken Ecuador lanzó su primera salsa picante